Por las calles de Cotuí

Eran las cinco de la tarde cuando se pisó en casa de Ramona Viloria, una precursora del carnaval de Cotuí. En su casa con estilo de museo, se vivía algo parecido a un día de febrero, en tiempo de carnaval, pero en pleno agosto. En su explicación sobre los disfraces, la dama del folclor, reconocida como Cunca, hacía hincapié en el uso de los materiales reciclados usados en sus atuendos para mantener la cultura viva.

“Iniciamos con hojas de plátanos secas, luego pasamos al papelú con retazos de periódicos, seguidos por los papelú de fundas plásticas. La historia del material cambió porque en los desfiles en Santo Domingo nos quedábamos sin vestuario de la lluvia. También evolucionamos a papel de regalos para crear disfraces con lo que el ambiente ofrece al menor costo, el reciclaje”, aseguró Cunca.

Entre sus anécdotas Viloria contó que en el año 2006 fue la reina del carnaval nacional. Para ella, una actividad de mucha relevancia son los talleres que se imparten en las escuelas para mantener la cultura del carnaval vigente.

Con una mirada de ilusión, Ramona dijo que su sueño es tener un museo del carnaval de Cotuí y que para eso necesita el respaldo económico.

Camino al parque El sonido típico de los motores que chocan con la brisa era lo que se escuchaba, porque en el pueblo la manera más fácil de transportarse es en ese vehículo. La venta de pollo para comer al instante se veía en la calle. Y los vendedores de flores en cruces de semáforos eran propios de la tarde que caía.

EN EL PARQUE El reloj de la iglesia marcaba las 2:57 de la tarde, pero eran las 5:25. En el frente, en la entrada de la parroquia Inmaculada Concepción una pareja se unía en el sacramento del matrimonio.

En los alrededores no podían faltar los vendedores de plátanos a costo de 10 pesos y una de las frutas por excelencia de Cotuí, la piña. Un toquecito de fritura no faltaba en la venta, un señor ofertaba sus chulitos. A esas ventas se añadía la labor del limpiabotas en busca de dejar los zapatos “brillando como el sol”.

Como es común en cualquier rincón de la Patria, la bachata no faltaba en el área, desde el Súper Colmado La Magia se dispersaba el sonido producido. Lo patriótico no quedó a un lado, pues la bandera ondeaba.

Cuna de artistas y profesionales Cuando la señalización indicaba que la ubicación era la calle Sánchez, la hora iba por las 5:50. Ya a las 6:00, los pies sobre la institución cultural que dirige Eugenia Torres, la escuela de Bellas Artes. Allí, ofrecen clases de música, artes plásticas y teatro a un estimado de 200 estudiantes.

El piano sonaba con la pieza Sonatra tocada por Domingo Carrasco, quien con solo 18 años y sonrisa en los labios, cautivaba a los presentes. A ese deleite de talento se agregó Waldy Anferny Hernández Guzmán con su trompeta, inspirando confianza y concentración. Al momento artístico se sumó con esmero Jorge Luis Trinidad. Al final los tres jóvenes talentosos se unieron con la canción “El reloj”.

Por la calle El colectivo Avisar (Artistas Visuales Sanchez Ramírez) está conformado por alrededor de 20 artistas que han realizado cerca de 40 murales de la llamada Ruta de los Murales.

Melvin Díaz, coordinador de la ruta, al caminar por el centro de la ciudad explicaba donde se concentra cada obra de arte y el valor agregado que tienen de resaltar la cultura de su pueblo carnavalesco.

Universidad del pueblo Ya el sol se acostaba. La ubicación era la Universidad Tecnológica de Cotuí Oriental, Uteco, creada mediante acto de fundación el miércoles 10 de febrero del 1982 por el patronato Pro Desarrollo de la Provincia.

Universidad estatal: Según Nelson Sánchez, presidente de la asociación de profesores, la entidad es la única que imparte la carrera de ingeniería en Geología.