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PERSONAJES

Mujeres que hacen historia

En cada respiro de libertad que hoy goza la nación dominicana hay una gota de esfuerzo y accionar femenino.

Hablar de historia y democracia remite a reflexionar y reorientar las visiones que hasta el momento han servido de fuente e insumo para las generaciones presentes y futuras. En el caso específico de la mujer dominicana, se hace necesario visibilizarlas porque a pesar de su labor icónica, muchas han quedado en el anonimato.

En cada trecho de libertad que hay en el país, la mujer dominicana tiene una cuota ganada por depositar su corazón para fortalecer el espíritu emprendedor y luchador en los diferentes contextos tanto sociales, económicos, políticos y científicos.

En esta ocasión, se hace un recorrido al pasado en compañía de diferentes especialistas en historia y otras áreas para conocer otros ángulos de esas mujeres que han confiado en la libertad, la democracia y la educación hasta su último latido.

Juan Núñez, especialista en Ciencias Sociales y catedrático universitario, afirma que la mujer ha tenido una participación destacada, y de primer orden, principalmente en los procesos de independencia en los cuales ha luchado para lograr un país con verdaderos espacios democráticos.

Navarro le asigna un rol importante a la mujer dominicana en el transcurrir histórico.

“Ante la expulsión del país de los padres fundadores de la República, las mujeres, de manera velada, eran quienes podían ejercer la acción organizadora y dirigencial de las actividades políticas en la reestructuración de los núcleos en que se integraban los seguidores del pensamiento libertario y autonomista de los revolucionarios febreristas”, dice la historiadora dominicana.

OPINIONES Valores a resaltar “La resistencia de la mujer en el marco de los gobiernos antidemocráticos presididos por Pedro Santana, Buenaventura Báez, Rafael Leónidas Trujillo y Joaquín Balaguer demuestra el grado de valentía que tienen las mujeres dominicanas”, asegura Juan Núñez.

Asimismo, Virtudes Álvarez dice que existe una deuda histórica con muchas mujeres dominicanas.

Legados para siempre Virtudes Álvarez, escritora y activista social, considera que es importante que a la mujer dominicana no solo se le reconozca como la figura de la poesía o la madre luchadora, sino que también se registren sus amplios aportes en la construcción del pensamiento político del país. Cita el ejemplo de Salomé Ureña de Henríquez, quien además de ser la figura principal de la lírica dominicana del siglo XIX, representó, junto a otros intelectuales, el pensamiento político más progresista de la historia y la voz más alta de la dignidad del pueblo dominicano.

Álvarez, en la tercera edición de su libro “Mujeres del 16” la define como esa mujer patriota, con palabra de compromiso, educadora y poeta dominicana. Pero también, la cita como la pionera en la lucha por el derecho de las dominicanas a recibir educación superior.

Una femenina en la independencia Luisa Navarro, directora de la Escuela de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), al ser entrevistada resalta la labor de María Trinidad Sánchez, quien además de ser la tía de Francisco del Rosario Sánchez y la dama que confeccionó la bandera dominicana, fue una líder de la época. “Su condición de febrerista y trinitaria le dieron los niveles de contacto y liderazgo con los sectores más avanzados del proceso independentista”, refiere Navarro.

Afirma que el hecho de que en enero de 1845, año en la que fue apresada, la acusaran de cometer rebelión contra Pedro Santana es una muestra de su importante papel como dirigente de la organización que estaba en el país.

Más que una madre La historiadora Navarro, al hablar de Manuela Diez, reseña que fuera de ser madre del prócer Juan Pablo Duarte, fue una mujer insistente en la educación de sus hijos e hijas y la principal responsable de la cimentación de esas ideas identitarias en su familia.

Explica que Diez a pesar de no saber leer y ni escribir participó activamente en la educación política de Juan Pablo Duarte, su hijo. Además, gracias a la incidencia de estas ideas la familia Diez primero y los Duarte y Diez después, fueron heroicos en su conjunto.

Tal y como cuenta Navarro, la madre del patricio en su paso por la nación estuvo arropada por situaciones muy complicadas como tener que dejar sus bienes y propiedades en varias ocasiones y emigrar a diferentes lugares por los constantes procesos de inestabilidad que habían, producto de la lucha de los franceses con el territorio haitiano en 1802.

Defensora del colectivo Juan Núñez, especialista en Ciencias Sociales y dirigente del Comité Ejecutivo Nacional de la ADP, resalta la labor de Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó) por su osada actitud de luchar por el bienestar de los campesinos y campesinas del país en los años 1970, quien infortunadamente murió el 1 de noviembre de 1974.

Para el catedrático a Mamá Tingo le brotaba la decisión, el compromiso, el deseo de libertad, la lucha por lo colectivo y su papel de defensora de los derechos humanos y de la paz.

“Hablo de Mamá Tingo porque su lucha trascendió lo individual para abrazar la lucha por una causa común y colectiva hasta ofrendar su vida en defensa de los derechos del pueblo trabajador, en especial el campesinado pobre”, dice Núñez con tono convincente.

Un testimonio vivo Juan Núñez se esmera y extrae del anonimato a la profesora Yolanda Santana, quien es oriunda de la ciudad de Santiago. El profesor universitario manifiesta que la Santana tuvo se resistió a la investida represiva de la “dictadura” de los 12 años del gobierno de Joaquín Balaguer (1966-1978), fue gestora del Comité de Amas de Casa de la Yagüita de Pastor y fundadora de la Coordinadora de Mujeres del Cibao (CMC).

Considera que el pensamiento y la acción de Yolanda Santana, quien está viva, se constituye en un referente para las nuevas generaciones de mujeres y hombres que desean continuar la lucha para alcanzar un país con mayores niveles de igualdad, equidad y desarrollo.

Entre el magisterio y la escritura Según cuenta Virtudes Álvarez, Petronila Angélica Gómez tuvo importantes aportes en la República Dominicana. Fue maestra por vocación y directora de Fémina, revista de literatura, ciencia y arte consagrada a la mujer.

Álvarez manifiesta que los principales roles sociales de Gómez, además del magisterio, los gestó en sus páginas editoriales, durante la Intervención Militar Norteamericana (1916-1924), en la cual fungió como una ferviente luchadora. Cada texto estuvo alineado a una visión opositora de este hecho.

Tal y como expone Álvarez en su tercera edición de “Mujeres del 16”, la fémina fue un ejemplo de coraje y valentía. Se inició como educadora y lo hizo hasta su último suspiro, combinando la escrita y el amor por la pedagogía.

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