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Violencia en el hogar

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Grisbel Medina R.Santo Domingo

Estando embarazada, Esther Gabriela Castillo Diloné, de 12 años, murió estrangulada por su padre, en El Invi de Los Minas en Santo Domingo. El agresor apresado es Luis Miguel Fernández Castillo. En la misma ciudad, un hombre ahorcó a sus dos hijos, de tres y cinco años de edad. En este caso, las publicaciones justifican al padre criminal Andy Lantigua, debido a que “habría cometido el hecho porque supuestamente su esposa lo dejó”. Seguimos justificando lo inexcusable, condenando a la mujer o madre, aparezca o no, en la escena del crimen.

Los muertos no hablan. Esther Castillo no podrá testimoniar si su progenitor fue el violador causante del embarazo. Nunca sabremos la verdad. Andy se suicidó luego de asesinar a sus propios hijos. Nos quedan las dudas, las tumbas y la impotencia.

Está demostrado que los hogares son los lugares más peligrosos para la niñez en República Dominicana. Las tragedias se repiten diariamente de casa en casa. Se ahogan bebés en piletas; niñas y adolescentes son violadas por padres o padrastros; y frecuentemente, hermanos de distinta edad mueren calcinados.

Marisol Tobal, Procuradora de Niños, Niñas, Adolescentes, manifestó su preocupación por los altos niveles de violencia registrados en los hogares. Y se mostró a favor de que Luis Miguel Fernández, quien estranguló a su hija, reciba el máximo de la pena. “La muerte acecha en el seno familiar, no importa su tipificación”, explica Sergia Galván, candidata a diputada por la Alianza Por la Democracia, quien ha sido coherente al expresar su indignación por la actitud de los legisladores y aliados de ultraderecha, “que siguen empecinados en negar a niñas y mujeres el derecho de poner fin a un embarazo indeseado producto de violencia sexual®. Menciona a una niña de 11 años violada desde los 5 por su padrastro y actualmente embarazada fruto de la violación.

Sergia asegura que, según la madre de la víctima, el violador fue dejado en libertad tras sobornar a los jueces, lo que le permitió regresar a Nueva York, donde reside. La feminista es clara en advertir que, a los años de tortura sexual a manos del padrastro, se suma ahora el acto de inhumana crueldad que la obliga a traer al mundo al hijo de su violador. Y se pregunta “¿No son acaso las autoridades cómplices de esta barbarie? ¿Dónde está la garantía de sus derechos? ¿Qué espacio tiene el interés superior de la niña?”, cuestionó Galván.

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