Perfil sospechoso

La indefensión es la principal enfermedad dominicana. El miedo no es por dengue, chikungunya o zika, es por el azote cruel de la violencia en cualquier esquina, porque la muerte vigila en un roce leve de vehículo y la inseguridad ciudadana pasó a poblar titulares y marcar el rumbo de las conversaciones en todas partes. El testimonio de las personas afectadas, las que viven para contarlo, circula en redes sociales y grupos de amigos. Pisamos arena movediza, vivimos con miedo. Y es entonces cuando la Policía Nacional, la nuestra, anunció que apresarán -en operativos muy selectivos- a gente con perfil sospechoso, definido por el jefe de la entidad como “personas que en un momento determinado es el que hace pensar que se está en la vía de cometer un hecho delictivo”. Esta imprecisión del alto funcionario ofrece cancha libre al abuso, a vulnerar los derechos de la gente menos favorecida por el lujo.

Para empezar ¿Cómo se viste una persona de perfil sospechoso? ¿Hay un código de atuendo que lo denuncie? ¿Escucha un tipo de música? ¿Le cuelga un rosario al carro o se la busca como sea? Recordemos que los daños históricos a la economía dominicana no lo han cometido muchachos con pantalones bajitos, gorra pa¥trá y “bimblines”. Y los asaltos constantes al erario son patrocinados por gente muy bien montada y con fama de “honorable”. Además, el altísimo saldo en asesinatos, desapariciones y particularmente el bombardeo contra Amaury Germán Aristy y sus compañeros (Comandos de la Resistencia, enero 1972), fue dirigido desde un recinto palaciego con gente afeitada, perfumada y con filo planchadito en el uniforme policial de los temibles doce años de Balaguer.

Distinguida PN: Creo que la inseguridad ciudadana se combate con confianza, con oportunidades de estudio y desarrollo, con mandar a la horca la terrible impunidad. Cómo reclamas honestidad a una persona pobre, sin lo mínimo en el bolsillo, que respira frente a una cañada y observa a ladrones de gallinas cumpliendo diez años de cárcel mientras cuatreros de cuello blanco rara vez la pisan y cuando llegan salen pronto por el famoso “yeyo” de la hipertensión.

Sépalo: Los selectivos operativos discriminan a la gente que menos tiene con la excusa de un “perfil sospechoso” que ofrece cancha abierta al abuso de la gente de a pie.