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Milagros, una dama impulsora del cafe

Cuando se está en las alturas, allá en Manabao, atrapados por el verde y abrazados por la brisa fresca, es una señal de que se está cerca del rincón donde se sienten las atenciones de la dama del café, Milagros.

Es fácil enamorarse de los detalles de Milagros Román de Read, y caer rendidos ante el sabor de su cosecha, y eso, sin contar la trulla de gente amable que comanda el equipo de, El Café de Milagros, producto de la tierra de donde brota agua por doquier, Manabao.

Existe una frase de Albert Schweitzer que reza “trabajar por el bienestar común es el mejor credo”, y es lo que hace Milagros, ella fue la pionera de un proyecto familiar donde pretendían ofertar a sus visitantes un producto de las manos de sus integrantes, heredando las costumbres de los cafetales de sus antecesores.

La creadora del sorbo caliente que se sirve en las reuniones, las citas y en una tarde o mañana cualquiera es un espíritu que comparte conocimientos en la comunidad. Sus consejos y enseñanzas quedan impregnados en las mujeres a las que instruye sobre lactancia materna, en busca de infantes más saludables. Su obra educativa también la reproduce con las esposas de los soldados y los lugareños de donde se produce su café. Esa es una de las cuotas de responsabilidad social que cumple fielmente.

Aportar en la zona donde produce El Café de Milagros es la meta principal de Román, quien en su proyecto involucra a la gente de la comunidad implementando los estándares de comercio justo. Su profesión original es diseño de interiores, por lo que resalta en su producto la estética y el cuidado de los detalles. Además es amante de la aventura en sus días por el campo, la bicicleta y largas caminatas se convierten en sus aliadas. También es madre de Ivanna, con quien comparte este emprendimiento de café artesanal, Leonte Manuel, Chantal y Sebastián; y esposa de su cómplice por más de 30 años Leonte.

En la marcha

La labor artesanal que distingue la cosecha de El Café Doña Milagros es un proceso de integración de los sentidos en todas sus expresiones. Al recoger, despulpar, secar, trillar y tostar; se ve, toca, mira, huele y luego se consume.

El proyecto modelo incluye más de 20 tareas, donde se da paso a los consumidores para ser un observador del proceso, que constituye una artesanía por excelencia. El despulpe, el secado, la recolección, el sembrado, el molido; todo es una obra donde las manos y el corazón son el eje central.

La música que ponen al tostar es una fuente de inspiración para el equipo que labra. Y eso se transmite porque las manos bailan al ritmo del son. Desde un “perico ripiao”, música instrumental, hasta una bachata puede ser lo escuchado para poner el ánimo en cada proceso.

Lo que buscan con la marca es “crear momentos especiales”, resalta Ivanna Read, hija de Milagros y encargada del desarrollo de la marca. Tratan de resaltar la ceremonia del café, el valor sellado de muchas manos que se involucran en su elaboración: el que siembra, el que recoge, el que tuesta y el que empaca.

Preservar la naturaleza

“El proyecto busca preservar los bosques. Tenemos una naturaleza rica donde mantenemos la tradición de lo manual. Usamos los residuos como abono y el empaque es de material reciclable, bajo el esquema de que lo que viene de la tierra, regrese a ella donde no haya impactos negativos”, afirma Milagros. Detalles técnicos

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