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Madres deportistas equilibran sus prioridades para ir a Panamericanos

La mitad de los aproximadamente 7.000 deportistas que se aprestan a participar en los Panamericanos en Santiago son mujeres.

Cindy Calle, exponente de voley playa y madre orgullosa.

Cindy Calle, exponente de voley playa y madre orgullosa.

Los Juegos Panamericanos están a la vuelta de la esquina. Pero cierto grupo de deportistas debe mudar constantemente su atención en direcciones distintas, de la práctica de su deporte a la atención de sus niños.

La mitad de los aproximadamente 7.000 deportistas que se aprestan a participar en los Panamericanos en Santiago son mujeres. Y algunas son madres, por lo que deben hacer una especie de acto de equilibrismo entre sus responsabilidades familiares y el rigor del deporte de alto rendimiento.

“Tengo a un niño de 1 año que me espera en casa, ésa es mi prioridad”, comentó a The Associated Press la clavadista brasileña Giovanna Pedroso.

Pedroso, quien vive en una zona pobre de Río de Janeiro, es una de varias madres que prevén competir en los Panamericanos del 20 de octubre al 5 de noviembre, mientras siguen atentas a sus hijos. Se trata de una tarea muy exigente.

De 24 años y medallista de plata en los Panamericanos de Toronto 2015, Pedroso dijo que no ha podido concentrarse al 100% en su deporte desde el año pasado, cuando nació su hijo.

Con frecuencia no puede llegar a los entrenamientos matutinos. Depende de otras personas, especialmente su madre, para que cuiden a su hijo durante las prácticas.

Y con sólo unos días para entrenar en el Centro Acuático Maria Lenk, Pedroso tiene dificultades para organizar su agenda.

Algunas de las jugadoras de la Selección Femenina de Voleibol de República Dominicana, son madres. Video

Algunas de las jugadoras de la Selección Femenina de Voleibol de República Dominicana, son madres.


Hace unos días, Pedroso no tuvo tiempo de cambiarse su ropa luego del entrenamiento. Se preparó un almuerzo a toda prisa mientras amamantaba a su hijo y se sentaba para conceder una entrevista.

“No era fácil antes de que él naciera, pero esto es mucho, mucho más difícil”, comentó Pedroso, quien competirá apenas en su segundo evento desde el nacimiento de Nicholas. “A veces mi mente está aquí cuando yo estoy allá, y a veces está allá cuando yo estoy aquí.

“Otras veces despierto y no quiero dejar la cama. Lloro también a la mitad de la noche. Es duro, pero se siente algo especial al sobreponerse a todo esto y aun así clasificarme para los Juegos Panamericanos en la única oportunidad que tuve”.

En busca de ayudar a madres como Pedroso, los organizadores de los Juego Panamericanos proporcionarán una habitación de lactancia este año en la villa de los atletas. Habrá succionadores de leche, juguetes y cunas durante todo el evento.

“Es primera vez en unos Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que vamos a tener una sala de lactancia y nos llena de orgullo, porque creemos que es el primer paso”, dijo la entonces ministra del Deporte en Chile, Alexandra Benado, después de la inauguración de las instalaciones. “Es lo mínimo que le podemos dar a nuestras atletas que son madres”.

Pero algunas de estas atletas difícilmente tendrán tiempo de disfrutar los beneficios de una habitación hecha sólo para ellas.

Belén Casetta, atleta argentina de 29 años, estará en Chile para competir en los 3.000 metros con obstáculos. Medallista de bronce en Lima hace cuatro años, Casetta reside en un condominio a las afueras de Buenos Aires con Lina, su hija de cuatro meses.

Como muchas otras deportistas, enfrentó múltiples predicamentos para volver a las competiciones de alto nivel. Por fortuna, recibe algo de ayuda de su suegra, quien viaja a Santiago para permanecer con ella, hospedándose fuera de la villa de los atletas.

“No podés andar molestando a otros atletas. Mirá si se larga a llorar en medio de la noche”, dijo Casetta a la AP mientras cargaba a su hija vestida de color de rosa.

“Obviamente que mi nivel de fuerza, de los nueve meses con el tema del embarazo, disminuyó mucho, por más que entrenaba en el gimnasio, pero no es lo mismo. En cuatro meses es difícil preparar un Panamericano y ponerme a punto para esa competencia”, añadió. “Y ahora en cuatro meses estoy haciendo magia, estoy entrenando, estoy tratando de descansar lo que más pueda”.

La maternidad generó otro desafío para Casetta. No pudo unirse a su equipo en un entrenamiento a 2.500 metros de altitud en el norte de Argentina.

“No pudimos subir a la altura por el tema de que Lina es muy chiquita y a 2.500 metros de altitud con cuatro meses no es recomendable por el pediatra y decidimos entrenar acá", dijo Cassetta.

Otra madre deportista, la tiradora canadiense Lynda Kiejko, ha lidiado con estos retos durante una década.

Kiejko tiene tres hijos, Olivia de 9 años, Faye de 6 y Logan de 4. La adaptación tras el nacimiento de la primera fue rápida. En el segundo nacimiento, la deportista sabía ya qué hacer. Pero ahora necesita mucha ayuda para seguir siendo una madre dedicada y competir simultáneamente.

“Fui a los Juegos de la Mancomunidad Británica en 2014, con una bebé de 15 días, porque se atrasó tres semanas”, dijo Kiejko. “Yo estaba convencida de que podía ir. Simplemente tenía la concentración. Si quería hacer algo podía ser madre, deportista o ingeniera”.

Kiejko dijo que logró llevar al menos a una de sus dos hijas mayores a las competiciones en los últimos años, pero las cosas han cambiado.

“No viajé tanto con el tercero. Habría tenido que traer a una niñera conmigo, y mi esposo se habría quedado en casa cuidando a las otras dos”, dijo la canadiense. “Es un reto logístico asegurarte de cuidar a todos”.

Demita Vega, mexicana que compite en vela, se describe como una “mamá atleta de alto rendimiento” en su perfil de Instagram. Acudirá de nuevo a los Juegos Panamericanos, a sabiendas de lo que es dividir prioridades.

De 40 años, Vega obtuvo medallas de plata en Guadalajara 2011 y en Toronto cuatro años después. En 2019, Vega se adaptaba todavía a la maternidad y no ganó presea alguna. Su hija Alizé tenía apenas 1 año.

“En Lima mi nena era muy pequeña, ahora ya tengo una estructura que me sirve para hacer el trabajo que requiero tanto como mamá como para los entrenamientos”, contó Vega. “Hace cuatro años creo que le acababa de quita el pecho y dormir en las noches era complejo”.

Vega dijo conocer a otras veleristas de España, Finlandia y Francia que compiten y llevan consigo a sus hijos a las sedes de las regatas.

“Es grandioso reunirnos y ver cómo lograron hacerlo y cómo logré hacerlo yo. Es también interesante ver los conceptos de maternidad en cada país”, refirió Vega.

Pese a las dificultades que han tenido para continuar con sus trayectorias, estas madres deportistas coinciden de forma unánime en mencionar los dos motivos por los que todo su esfuerzo vale la pena: Tienen historias que contar a sus pequeños, y los ven entre la multitud cuando compiten.

“Realmente trato de ver esto como una oportunidad para estar en ciertos lugares y hacer ciertas cosas cuando salgo, de modo que pueda luego contarles las aventuras cuando vuelva a casa”, comentó Kiejko. “Sólo quiero ser capaz de mostrar a mis niños que puedes hacer lo que sea que te dicte tu mente”.

Pedroso está de acuerdo.

“Apenas comienzo en esto de competir como madre, pero a veces pienso que gano una medalla y que Nicolinhas lo mira todo y me aclama”, dijo la clavadista brasileña. “Algún día lo hará, estoy segura, y será como tener mi club privado de seguidores. Es él quien me da la fuerza para seguir adelante. Ha transformado mi vida. Por él enfrentaría cualquier obstáculo que fuera necesario”.