Los Cachorros es más que deportes

El club Los Cachorros es un referente de la barriada de Cristo Rey, uno de los sectores con mayor densidad poblacional en Santo Domingo.

Más de 1,500 personas, incluidos niños, adolescentes y adultos, hacen vida diaria en las diferentes facilidades de ese popular club, realizando una gran variedad de actividades deportivas y culturales.

“Lo más importante es que aquí hacemos una labor social muy significativa, aunque no se percibe”, cuenta Santo Antonio María, presidente del club Los Cachorros desde 2012, lo que es corroborado por José Ureña (Jochy), presidente Ad Vitam y Alfredo Tejada, también directivo de la entidad.

Cada semana el club tiene reservado un espacio para acoger a alcohólicos anónimos y narcóticos anónimos, a los cuales se les ofrecen orientaciones mediante charlas para tratar de regenerarlos.

Una buena cantidad de personas de 14 años en adelante, asisten a estos encuentros de regeneración que se realizan aquí.

“Aquí hay espacio para trabajar con la gente para que sea saludable en todo el sentido de la palabra”, afirma María, quien habla de las facilidades que tiene el club Los Cachorros, una entidad que pasa el medio siglo de su fundación.

Levantado en un terrenos que tiene unos ocho mil metros cuadrados, situado en la cuadra formada al norte por la avenida José Ortega y Gasset; las calles 34, por la parte Sur: al Este tiene la calle Rafael J. Castillo y al Oeste la avenida Nicolás de Ovando.

Instalaciones El club Los Cachorros tiene un conjunto de instalaciones que incluye un pabellón techado multiuso que sirve a unas 30 ligas añejas, además se desarrollan actividades de baloncesto, voleibol y bádminton en varias categorías.

Ese pabellón “es la obra cumbre” del club, según sus dirigentes, pues posee una serie de facilidades que otras no cuentan.

Un anfiteatro que es utilizado para la celebración de espectáculos y conciertos.

Tiene una espaciosa biblioteca con salón de informática al servicio de la comunidad, así como un gimnasio donde acuden decenas de personas, un salón de combate, un gimnasio de boxeo, salón multiuso y área de oficinas con sus parqueos.

“Este es el centro de actividades deportivas, culturales, sociales, política y hasta religiosas de toda esta zona”, afirma María, un dirigente que pasa la mayor parte del tiemplo en la instalación, dando seguimiento a las actividades.

Asistido por una serie de dirigentes, “todos cuidamos lo que tenemos”, sostiene, para señalar que el mantenimiento de todo lo que hay en el club, corre por cuenta de la directiva.

Recuerda que reciben apoyo de varias instituciones públicas y personalidades relacionadas con la dirigencia del club, pero que el Ministerio de Deportes no responde a sus requerimientos.

“Recibimos 48 mil pesos mensuales por el Presupuesto Nacional porque somos una ONG, lo otro no obtenemos por nuestras gestiones”, afirma el dirigente, señalan- do que gracias a personas amigas que aportan para dar una compensación a los entrenadores que día a día trabajan en la formación de jóvenes en distintos deportes.

El club sólo cuenta con una empleada, la secretaria, que es pagada por el Estado (Ministerio de Deportes).

Hace 15 años el Ministerio de Deportes canceló unos 25 empleados que servían allí como conserjes, jardineros, entrenadores y mensajeros y aunque se prometió serían reintegrado, ello no se ha materializado.

“Hemos luchado con el Ministerio (de Deportes) para que nos ayude con el personal y apoyo material, pero todo ha sido un fracaso”, apunta María, mostrando gran decepción.

LOS DEPORTES En la actualidad el club Los Cachorros promueve y fomenta actividades deportivas en 17 deportes.

Para ello tiene los servicios de dos entrenadores de baloncesto, tres de voleibol, dos de boxeo, uno de levantamiento de pesas, uno de full contac, varios de fisicultura, uno de karate, uno de softbol y uno de bádminton, otros para baile zamba, baile folklórico y dominó.

“Ellos no cobran, a pesar de tener hasta diez años sirviendo aquí a cientos de jóvenes de diferentes edades. Lo hacen por vocación y nosotros simplemente les damos una pequeña ayuda de lo que conseguimos”, revela María.

“No ha habido voluntad política”, y añade que los esfuerzos han sido intenso, no sólo de él sino de la dirigencia, incluyendo a José Ureña (Jochy), presidente Ad Vitam y Alfredo Tejada.