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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Mareados”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

La marea es un fenómeno marítimo que producen las aguas de la tierra. Según Wikipedia, es el cambio periódico del nivel del mar producido principalmente por las fuerzas de atracción gravitatoria que ejercen el Sol y la Luna sobre la Tierra.

Cuando la marea está alta se produce en el ser humano una sensación de desequilibrio, tontera, desorientación y un malestar general. Si se va navegando en un bote, y el mar está “picado” es porque la marea esta fuerte y esto produce en algunos nauseas, vómitos y hasta escalofríos.

DISTINTOS MAREOS: En el deporte hay algunos atletas que se dejan “marear” por las fuerzas de atracción que ejercen elementos externos sobre ellos. Hay mareos que vienen por la necesidad de exhibicionismo que tienen un deportista, y el mismo atrae personas, ofertas y propuestas en esa línea.

Hay mareos que vienen por la necesidad de aprobación. En este mareo el atleta cede a una serie de manejos que van de acuerdo con sentirse admirado, idolatrado, y hasta necesitado por los fanáticos o un público específico.

Hay mareos que vienen por la presión del rendimiento. El atleta siente que debe exceder o sobre pasar el nivel de competencia de un rival y termina convenciéndose que debe estimular su cuerpo para llevarlo a un nivel extremo de rendimiento. En este mareo hay voces que le dicen que nadie se dará cuenta, que puede burlarse del sistema y que vale la pena intentar pues, la presión inmediata es intensa.

Hay mareos que se dan por el embriagamiento que trae la fama. El atleta entra en una adicción a que tan popular es, cuantos seguidores tiene, que tendencia puede establecer, y que puede hacer para “sonar” más que cualquier. Esta es una trampa delicada y peligrosa pues atenta fuertemente contra la concentración del atleta.

Hay mareos que vienen por el consumismo y el deseo desmedido de tener. El atleta entra en un competencia de romper ojos y de impresionar, pues basa su identidad en lo que tiene, no en lo que es. Este mareo viene por la presión del entorno, por el que dirán, por la competencia de quien tiene más, quien tiene lo último y a quien van a mirar más.

Hay mareos que vienen por el ego a la figura, al cuerpo. El atleta es muy dado a endiosar su cuerpo pues al ser su herramienta de trabajo se convierte en su musa de inspiración. El atleta contornea su silueta porque se esfuerza duro en fortalecer y tonificar su masa muscular. Esto hace que a veces desarrolle un hedonismo y hasta narcisismo, que puede rayar en lo inusual, sino se sabe limitar.

Hay mareos que vienen por la gratificación instantánea o inmediata de no saberse planificar y quererlo todo en el momento. Cuando un atleta se deja involucrar en este tipo de mentalidad, se limita a ser esclavo del ahora, y no se estructura para el mañana. Solo entiende que hay que gastar todo, vivir la vida, gozar lo que se tiene ahora pues no se sabe lo que pasara después.

Y hay mareos que vienen por el ego de sentirse inmortal, invencible, intocable e infalible. Esto es un error garrafal pues el atleta nunca debe perder la humildad de entender que en cualquier momento puede sucumbir o caer.

CUIDADO: Los atletas deben cuidarse de si mismos, del entorno, del profesionalismo y sus derivados y de lo que implica su talento. No serán eternos, no superarán el tiempo y mucho menos detendrá el resurgir de otros talentos. Vivir mareados en cualquiera de estos escenarios puede traer mucha decepción, tristeza y frustración.

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.” Romanos 12:3

Hasta la próxima.

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