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MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Los productos”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

PRODUCTOS. Manufacturar un producto para la sociedad no es tarea sencilla. Aquellos que producen carros, electrodomésticos, máquinas pesadas y otros artículos comerciales se sientan por horas y horas a planificar.

Crear un producto rentable conlleva un sinnúmero de fórmulas, ecuaciones, intentos de funcionamiento, márgenes de error que se conjugan para contribuir a la ejecución inefable del mismo.

Para “manufacturar” un atleta como producto, son muchas las sesiones de inversión de tiempo, recursos, reuniones, levantamientos al cual ese producto es sometido.

El sistema de ligas menores de las Grandes Ligas es ese laboratorio donde se someten los productos a sesiones de trabajo intensas, cuidado integral en nutrición y suplementos, manejo de relaciones entre managers y entrenadores, y disciplina en la ejecución de las políticas y filosofía de X organización.

En ese proceso, hay muchos “productos” (peloteros) que salen rentables de acuerdo a los estándares del sistema, y otros que son devaluados por “fallas” que muchas veces son resaltadas con fines de restarle valor.

ENTENDER EL ARBITRAJE: El caso de arbitraje salarial en el sistema de Grandes Ligas es similar a esto. Es un proceso legal donde el mismo que manufacturó el producto, busca los defectos o debilidades que el equipo mismo conoce para restarle valor.

El proceso de arbitraje es ejecutado cuando un jugador y un equipo no logran ponerse de acuerdo sobre su contrato en las Mayores; el jugador califica para este proceso cuando tiene el tiempo requerido de servicios en las Grandes Ligas.

La idea es que, tanto el equipo como el pelotero, someten una cifra de salario a un panel de tres árbitros profesionales, quienes deciden cuál de estas dos merece ganar el jugador. Los criterios utilizados van desde la contribución del pelotero al equipo en términos de liderazgo y rendimiento, hasta el salario comparativo con otros jugadores de su posición en la liga.

Recientemente un joven lanzador de Grandes Ligas fue sometido a ese proceso por su organización, y se veía emocionalmente afectado. Mientras participaba de la rueda de prensa para anunciar que perdió el caso de arbitraje, su rostro denotaba un sentido de decepción, de confusión, y hasta de incredulidad.

CONTRASTE: Es muy fuerte para estos deportistas el contraste entre ser apoyados en sus años de juventud por un equipo qué pasa a ser su familia, y luego ver que ese mismo equipo que conoce sus fortalezas y debilidades se sienta a denigrar su valor. Es parte de las políticas del negocio del sistema; es la naturaleza de la bestia, como se diría coloquialmente. El meollo del asunto es que estos “productos” (peloteros) no son inorgánicos o sintéticos; son jóvenes con corazones que laten, sienten y perciben.

Los que manufacturan equipos de maquinaria pesada pueden mover fichas, quitar tornillos, piezas y hasta destruir la maquina, y nada pasa. En el caso de los que “manufacturan” los peloteros, ese proceso no es tan ligero; quitarles una pieza o moverla a la ligera, puede ser un paso que destruya por completo la máquina, porque no poder asimilar, que el mismo que lo ayudó a desarrollarse, es hoy el que también busca desvalorarle.

El sistema de Grandes Ligas, es para Grandes Ligas. Ahí los productos (peloteros) deben aprender a dejar fuera su corazón y sentimientos, y solo concentrarse en la producción y el rendimiento. Hacerse falsas esperanzas y expectativas de que se valorará un sentido de lealtad y fidelidad, es como entrar a una selva y orar para que una bestia salvaje te abrase en vez de devorarte. Si llegan a jugar en el tope del sistema, se constituyen un producto del mismo, bajo sus reglas.

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, deje lo que era de niño.” 1 Corintios 13:11.

Hasta la próxima

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