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BÉISBOL DE AYER

Secundino Almonte

Dicen los que saben del arte de lanzar, que se debe tirar la pelota con fuerza y control. Al soltar la pelota, su cuerpo ha de moverse en equilibrio si va en cualquier dirección. Muchos movimientos de brazos y piernas al momento de lanzar resta poder. Lo normal es que el movimiento del brazo de lanzar debe ser hacia delante, cuando la bola va a salir de la mano habrá de hacerse a nivel de la oreja en mitad de la cabeza, no debiendo soltarse desde muy atrás. Al levantar los brazos en el acto de lanzamiento, es el momento de esconder el agarre de la pelota en el guante. El lanzamiento de 3/4 con la mano por arriba es el preferido por los buenos lanzadores.

La bola rápida en recta, bien controlada es el más importante de los lanzamientos. Todas estas puntuaciones que hemos escrito se deben porque vamos a referirnos a la historia deportiva de un ex lanzador dominicano que hace tiempo dejó de estar activo y que muchos desconocen sus actuaciones desde el montículo. Veamos.

El protagonista de hoy es SECUNDINO ALMONTE HELENA, un noroestano que nació el viernes 9 de agosto de 1946, en Villa Vásquez, Monte Cristi. Para aquella época de su nacimiento, en la República Dominicana hubo un terremoto con epicentro submarino que causó numerosos daños y se cobró decenas de víctimas, pero a Secundino no le ocurrió nada desagradable.

Desde bien joven, el liniero se dedicó a practicar el béisbol y su debilidad era convertirse en pitcher. Sus envíos eran con el brazo derecho. El espigado Secundino medía 6’ 4’’ de estatura y 180 libras de peso. Desde sus comienzos lució que podía llegar lejos. Su presencia en el box, con su tamaño tan alto, llamaba la atención y aprendió rápidamente a soltar la bola, al extremo que ya en 1965 figuraba en el roster de las “Águilas Cibaeñas” y en ese mismo año fue firmado por los Angelinos de California, siendo asignado al equipo Idaho Falls, de la Roockie League.

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