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BÉISBOL DE AYER

Alberto Castillo

Siempre se ha dicho que la posición más difícil de jugar en el béisbol es la receptoría, él que se dedica a defender el “home plate”, tiene que estar atento a todas las jugadas que se producen en el terreno.

Por la circunstancia anterior, tiene que fajarse continuamente con el lanzador, pero al mismo tiempo ha de vigilar todos los movimientos de los otros peloteros. Además de conducir a los pitchers y mostrarles dónde deben lanzar sus envíos, tiene que tirar a las bases en muchas ocasiones y a veces hacerles señas a los jugadores del cuadro para que puedan moverse por donde va a ir la bola o el batazo, y también a los jardineros.

Se dice que los mejores managers son los que han jugado detrás del plato, y nosotros creemos esa versión. En nuestra opinión, el mejor catcher de la época romántica (años 20, 30 y 40) era Güigüí Lucas, quien todo lo hacía bien y Enrique-El Mariscal-Lantigua, fue tremendo manager y un defensor número uno de la posición 2.

En los tiempos modernos, Tony Peña es quien ha llegado más lejos, y existe ahora un novato de nombre Gary Sánchez, que tiene locos a los Yankees.

En la ocasión de hoy vamos a recordar a un sureño dominicano que se identificó como catcher y lleva de nombre ALBERTO CASTILLO TERRERO, el cual abrió sus ojos por vez primera en el poblado de las Matas de Farfán, en San Juan de la Maguana, en fecha 10 de febrero de 1970.

Este beisbolista tiraba y bateaba a la derecha y fue firmado por Eddy Toledo el 15 de abril de 1987 para que jugara con los Mets de New York. Empezó actuando en el béisbol dominicano en la temporada de 1990-91, al unirse al Escogido, pero luego de cuatro años, casi sin ser usado, pasó a las Águilas Cibaeñas en el 94-95 y se mantuvo con ellos por largo tiempo.

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