Como se produjo la Maldición de la Cabra en 1945

Los libros del béisbol de Estados Unidos cuentan que los Cubs de Chicago han participado en 10 Series Mundiales, estas son en las estaciones de 1906 donde ganaron 116 partidos para establecer una marca de más triunfos alcanzados por un equipo y perdieron 36 para un magnífico porcentaje de .763, el más alto average para un equipo de las Mayores. Luego en 1907 y 1908 alcanzaron sus únicas dos coronas, ambas frente a los Tigres de Detroit, luego participaron en los clásicos de octubre en 1910, 1918, 1929, 1932, 1935, 1938 y 1945.

En esta última serie contra Detroit, los Cachorros habían tomado la delantera 2–1 en los tres primeros partidos, luego el cuarto partido celebrado en el Wrigley Field, el sábado 6 de octubre de 1945.

El señor Billy Sianis, un inmigrante griego, propietario de una taberna ubicada a pocas cuadras del estadio Wrigley Field, compró dos boletas una para él y otra para su mascota, la cual era una cabra llamada Murphy, cuando él trató de entrar al estadio con su mascota le dijeron que él podía entrar pero su Chiva no. Ante la negativa Billy exigió hablar con Philip K. Wrigley, dueño de los Cachorros.

“Dejen entrar a Billy, pero no a la cabra”, ordenó Wrigley “ porqué no a la Cabra”?, preguntó el enojado Billy.

“Porque la Cabra apesta”, fue la tajante respuesta del dueño.

Pero Murphy me das muchas suertes en mi negocio y la traje para la suerte de los Cubs le dijo Sianis, el mandamás de los Cubs, volvió a decirle tu puede entrar pero la Cabra no . Otra versión señala que Sianis ingresó al estadio, pero el público le exigió que se retirara por el mal olor que emanaba Murphy. “Los Cubs no ganarán nunca más. Los Cachorros nunca ganarán la Serie Mundial hasta que no le permitan a la cabra ingresar a Wrigley Field”, maldijo un enojado Billy. Créase o no, Chicago Cubs perdió la final con Detroit Tigers (“¿Y ahora quién apesta?”, decía una carta que Billy le envió a Wrigley una vez consumida la derrota) y jamás volvió a clasificar a la Serie Mundial. Así nació la Maldición de la Cabra por la boca de William Billy Sianis.