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PRESENCIA DOMINICANA

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Tony Piña CámporaTwitter:@pinacampora

La deserción de los hermanos Yunieski y Lourdes Gourriel mantiene a Cuba en los primeros planos del mundo del béisbol. Desde siempre la mayor de las Antillas ha impactado este deporte, comenzando porque fueron los que lo introdujeron en los países colindantes y mantuvieron una hegemonía como suplidor de material humano para las grandes ligas, sobre todo luego de la rotura de la barrera racial.

Los patrocinadores de la independencia cubana usaron el béisbol como instrumento de promoción para su causa, identificándolo como el deporte de la libertad que crecía en popularidad en la nación que más estrechamente estaba ligada a los intereses de los independentistas. Está sólidamente documentado que José Martí era un entusiasta aficionado que asistía en Florida a los juegos de béisbol en que se enfrentaban equipos compuestos por exiliados cubanos con norteamericanos.

Cuando Cuba logró surgir como nación independiente tenía una plataforma de producción económica que permitía identificarlos como una sociedad capitalista en pleno desarrollo. Esa situación se reflejaba en muchos aspectos, y uno de los más notables era su inmensa capacidad para mercadear sus productos, entre ellos el béisbol. Durante la primera mitad del siglo veinte impusieron su presencia, acrecentándose a partir de 1947 cuando Jackie Robinson y Branch Rickey derribaron la intolerancia en la ligas mayores. Pero doce años más tarde ocurrió en esa isla un terremoto político que sacudió el mundo. Pasaron rápidamente de capitalistas a comunistas, el béisbol profesional fue erradicado y anuladas las relaciones con Estados Unidos.

Al principio de la década de los sesenta la fuga de talento de ese país fue notable y de esa generación de emigrados surgieron estelares atletas con evidentes habilidades. No obstante, el cambio político le cerró las posibilidades a una indeterminada cantidad de jugadores que no se sabrá jamás cual era su verdadera calidad. No la pudieron probar compitiendo en el mejor béisbol del mundo.

La rotura del vínculo entre los Estados Unidos y Cuba fue provocando el decrecimiento de la presencia de cubanos en grandes ligas, a pesar, que comenzaron a surgir elementos que, aunque nacidos en Cuba, se desarrollaron en los Estados Unidos donde sus familiares habían arribado siendo ellos niños. Esa fue otra generación de cubanos que aún se mantienen alcanzando esplendorosamente las grandes ligas. En ese grupo se pueden incluir los nacidos en territorio norteamericano, hijos de cubanos.

Fisuras en el control Durante un largo periodo el gobierno cubano pudo mantener un estricto control de sus jugadores manteniendo unido el equipo nacional que en el plano aficionado los mantuvo en posición privilegiada. El primer atisbo de que ese control comenzaba a agrietarse se podría encontrar en 1991 cuando los Cardenales firmaron a René Arocha, un lanzador nacido en La Habana en 1964 que había logrado mucho éxito con el conjunto nacional. Luego, sin prisa, pero sin pausa, siguieron las deserciones que se han incrementado en los últimos años, impulsadas por el deterioro de la economía cubana, la mayoría de ellas acompañadas de una rimbombante campaña que infla las expectativas sobre la calidad de sus habilidades.

La realidad es que en la mayoría de los casos los resultados en el terreno han estado por debajo de las esperanzas. Con puntuales excepciones, por supuesto.

La manera como se ha manejado mediáticamente la deserción de los hermanos Gourriel y los señalamientos sobre la calidad de sus destrezas físicas no está muy alejada de otras que al final ha resultado un fiasco. Posiblemente el mayor, Yunieski, logre rápidamente un acuerdo económico histórico por la condición que le ofrece el hecho que, por su edad, la reglamentación para firmarlo es más flexible, pero dada la experiencia señalada, habrá que esperar el nivel de sus logros en el terreno para conocer el real nivel de su calidad.

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