La disciplina integral es mejor que solo la física

Ser deportista ciertamente es un talento, pero su desarrollo es una variable, que depende de un factor tan primordial como el potencial mismo: disciplina. Es innegable que nuestro país es un cantero de producción de beisbolistas con talento y potencial sobrenatural, pero no es menos cierto que el porcentaje pudiera ser mayor y de más radio, si el principio de disciplina trascendiera más allá del aspecto físico.

Entendiendo que un atleta es un ser humano común y corriente, es indispensable que aprenda a disciplinar su mente, alma y espíritu, igual o mejor que su cuerpo. Cada una de esas partes es tan primordial en su desarrollo como lo es el entrenamiento físico, pues la disciplina lleva a la buena administración del ser. Generalmente, el deportista dedica más tiempo a mejorar su inteligencia corporal, sin entender que un descuido de las demás partes afecta todo su funcionamiento.

Así como el cuerpo tiene aproximadamente 650 músculos y 206 huesos que trabajan en sincronización, así también nuestra vida deben tener coherencia y cohesión. Un atleta que ha logrado disciplinarse mentalmente sabe distinguir cuando hay que descansar en vez de fiestear; cuando hay que fiestear, y no descansar; cuando es tiempo de trabajar y no vagar; cuando es tiempo de ahorrar y no de gastar, cuando es prudente parar y no continuar. Si este tipo de ejercicios mentales no son tan rigurosos como los físicos, cualquier pensamiento que venga a lesionar la salud mental puede desviar la vida de un deportista.

EMOCIONES: De igual forma, nuestras emociones deben ser administradas; ellas no fueron creadas para dominar, manejar ni controlar. Un deportista debe asumir la rutina de disciplinar sus emociones, pues el descontrol de las mismas puede matar y desequilibrar. Una emoción desenfrenada de ira, enojo, soberbia, robo, mentira, engaño, puede abortar la trayectoria de un talentoso pelotero, baloncestista, voleibolista, en una milésima de segundo. Una emoción mal administrada puede destruir lo que ha costado años construir. La plenitud emocional refleja madurez y ecuanimidad; la insatisfacción emocional denota insensatez y ansiedad.

En la misma magnitud, si el espíritu esta apocado, dormido, débil, la fortaleza y constancia que se necesita para vencer la vida como tal, quedará corta ante las vicisitudes que esta va a arrojar.

El poseer un talento deportivo, no implica que ese talento se extrapole a las demás áreas personales, familiares, laborales, financieras, interpersonales, etc. La disciplina integral crea la estructura necesaria para soportar el talento y todo lo que viene con el paquete: oportunidades, formación, relaciones, fama, riqueza, status. La falta de disciplina integral, tiene todo el peso de neutralizar talento y potencial, y poner fin a una vida exitosa, antes de esta empezar.

PARA PODER LLEGAR... “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” 1 Corintios 9:25

De la misma forma que un atleta comprometido debe abstenerse de mala alimentación, de trabajar lo suficiente, de no descansar, la abstención debe transcender a las demás áreas.

La abstención es una decisión forzosa sobre una voluntad que quiere darse sus gustos, aunque eso implique desgraciarse y auto destruirse.

El abstenerse es parte de la disciplina, pues aunque se tenga la facultad de virar y tornar, hacer y deshacer, sobre todo cuando se maneja fama, dinero y poder, cada acción tiene una consecuencia, a la larga o a la corta. La abstención es parte de una limitación que es buena y saludable pues refrena al ser de crearse un monstruo que luego puede ser difícil de retener.

MAS VALE EL BUEN NOMBRE QUE LAS MUCHAS RIQUEZAS “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama vale más que la plata y el oro.” Proverbios 22:1 RVR95

El dinero o materia es una herramienta más; con conocimiento es beneficiosa al que lo sabe administrar, pero manejar riqueza en indisciplina se constituye en una verdadera desgracia. El dinero o materia se produce, el buen nombre se construye.

La disciplina integral es necesaria para construir una buena fama. La vida útil de un deportista es corta, breve y fugaz, y si no se maneja bien puede destruir al humano detrás del uniforme, detrás de las bancas, del dogout, de las gradas...

De nada le sirve a un atleta ganar el mundo, si al final se pierde a sí mismo. Hasta la próxima.