De tormentas y otras yerbas

¡Hola Fiebruses! Fuimos afortunados en eventos consecutivos, pues “Danny” fue “buche y pluma no má” (gracias a Dios), y Erika no provocó daños mayores, y por lo menos nos dejó suelos mojados en algunas provincias, apagando un poquito la sequía que nos agobia. Mi atención al tema viene por lo que reflejé en la pasada columna, en donde mostraba preocupación por el impacto que producen las algas “sargassum” al país. Como expliqué, el turismo es parte vital de nuestra economía, y una tormenta que afecte nuestra zona más ocupada por el turismo, que es la parte Este dela isla, sería casi catastrófica para un país con una estructura tan endeble y frágil como la nuestra. Se imaginan que de los campos que funcionan en esa zona, haya que cerrar 10 o más de manera simultánea? Cuantos puestos de trabajo quedarían vacantes, y cuantos turistas enfilarían sus cañones a otros países? Ese número nunca lo sabremos, pero lo que me preocupa es que COMO PAIS no tenemos un plan de contingencia….un pan B que nos permita hacer frente a algo tan serio. Muchos dirán que si el país no tiene un plan elaborado para tragedias, mucho menos lo tendrá para el turismo. El problema es que creo que quienes pueden responder estas interrogantes nunca se han visto la necesidad de enfrentar un tema tan sensitivo, y talvez nunca han pensado en lo importante y vital que es el turismo para nuestra isla. Cuando se habla de aspectos económicos, la mayoría de la gente inmediatamente piensa en zonas francas, agricultura, y economía formal e informal….casi nadie piensa en el turismo, que es el ente que mantiene a raya el precio del dólar, y del que cientos de miles de dominicanos obtienen la manutención de sus familias. Mi consejo a los campos de golf es que ellos mismos unan esfuerzos para tener a mano (en caso de que sea necesario) un plan alterno que nos permita seguir ofreciendo el servicio que busca el turista, sin importar que sean competencia y sin pensar en el beneficio propio o del otro. Hemos tenido suerte, pero el país se encuentra en la ruta de huracanes y como dice el viejo refrán, “no pongamos candado después que nos roben”. Estamos advertidos!!

A los fairways!!