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BÉISBOL DE AYER

Pedro Martínez debuta en las Mayores en 1992 y pasa 2 años con los Dodgers

Pedro, en sus comienzos firma un autógrafo para complacer a un fanático. Aquí vemos a Martínez, en pleno figureo para la prensa.

Pedro, en sus comienzos firma un autógrafo para complacer a un fanático. Aquí vemos a Martínez, en pleno figureo para la prensa.

Después de las buenas actuaciones de Pedro en el béisbol minoritario, donde tuvo récord de 35-20, con promedio de 636 puntos, la organización de los Dodgers lo subió a las Mayores en la campaña de 1992. Ese año el dominicano actuó en dos partidos en rol de relevista, ambos encuentros contra los Rojos del Cincinnati. Lanzó 8 entradas, con récord de 0-1, habiendo ponchado ocho bateadores y la efectividad marcó 2.25.

En su segundo año, 1993, registró 10 victorias y 5 derrotas, 2 juegos salvados y obteniendo efectividad de 2.61. Ponchó a 119 en 65 partidos que vio acción. En dos de esos desafíos trabajó como abridor.

En la temporada muerta, el 19 de noviembre de 1993, fue enviado a los Expos de Montreal, a cambio del intermedista Delino DeShields. La transacción tuvo sus bemoles. DeShields era un jugador muy popular en Montreal, que había sido seleccionado en primera ronda por la franquicia canadiense en el sorteo amateur de 1987. Por el otro lado se pensaba que Pedro, por su tamaño y físico, no llegaría a cuajar como un gran pitcher y nada de esto sucedió. El primero se perdió con los Dodgers y Martínez se encargó de que la gente en Montreal se olvidara del intermedista, al convertirse en un héroe del box, que dio mucho que hacer a los toleteros de la Nacional, con su arma letal, la recta a 97 y 98 millas.

En 1992 dio el salto al mejor béisbol, con la casaca de los Esquivadores de Los Ángeles, anteriores de Brooklyn.

La verdad es que los Dodgers se equivocaron al cambiar a Pedro, se deshicieron de quien sería con el tiempo inmortal del beisbol.

El Presidente de la República, Lic. Danilo Medina recibe en su despacho presidencial a Pedro Martínez y a su esposa Carolina Cruz, reunión en la cual el presidente colmó al pelotero de elogios.

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