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CLUBES DE LOS BARRIOS

Muchas personalidades vistieron la franela club SL

Sing, Enriquillo, Guido, el “Jay”, Florián y Uribe fueron miembros del mismo

Vista del techado de San Lázaro, inaugurado en 1976, que le convirtió en el primero del país con un instalación de ese tipo.

Vista del techado de San Lázaro, inaugurado en 1976, que le convirtió en el primero del país con un instalación de ese tipo.

Atrás han quedado los tiempos en que San Lázaro, sinónimo de baloncesto en el país, se coronaba campeón en todas las categorías.

Lo que sigue a la vista de todos es la impronta de un club que ha ido más allá del baloncesto, del béisbol, del voleibol, del ciclismo, del judo, de la cultura y de otras disciplinas que ha fomentado desde el 1963.

A la galería de jugadores, que encabezan Manolo Prince, Hugo Cabrera, Pepe Rozón, Kenny Jones, Chacho González, Héctor --El Vikingo-- Monegro, Frank Kranwinkel, Leandro de la Cruz e Iván Mieses, entre otros, San Lázaro también se puede dar el lujo de exhibir una segunda camada de miembros que también le enorgullece.

La emblemática entidad, corazón de un barrio al que solo le emana energía positiva. tuvo mucho que ver en la formación de prestantes personalidades que han impuesto su calidad en el campo del saber y en el área militar.

Algunos nombres Los doctores Pedro Sing y Enriquillo Sánchez, presidente y ex presidente del hoy Colegio Médico Dominicano, vistieron la franela blanca, roja y azul del laureado club del sector Jobo Bonito.

El ingeniero Horacio Mazara, director del Instituto Nacional de Aguas Potables, también jugó baloncesto en el singular techado del pequeño barrio. El licenciado Danilo Díaz, mejor como directivo que como baloncestita, tiene toda una vida ligado al club San Lázaro y lo propio ocurre con el ex jugador superior Rafael Abreu Páez (“Cucho”), actual coronel adscrito a la Dirección Nacional de Control de Drogas.

El ingeniero Rafael Uribe, coronel de la Fuerza Aérea y actual presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto, jugó en categorías menores con el San Lázaro, club que posteriormente presidió.

Guido Gómez Mazara, dirigente político y ex Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo (200-2004) también formó parte del club en sus años mozos, al igual que el general Julio Ernesto Florían, agregado militar de la embajada dominicana en Washington, así como el ingeniero Felipe Vicioso.

“El Club San Lázaro es como mi papá y mi mamá porque yo me crie aquí”, enfatiza “Cucho” Abreu para dejar establecido lo mucho que tuvo que ver esa entidad con su formación como profesional, pero, sobre todo, como un hombre de bien.

“El club es mi vida y la familia lo sabe. Uno lo lleva en el corazón”, declara Abreu, miembro del popular conjunto que se obtuvo la memorable corona del Torneo Superior de Baloncesto del Distrito Nacional del 1974, año que marcó el tránsito de la cancha dura del Eugenio María de Hostos al tabloncillo del Palacio de los Deportes, nació en la avenida Las Mércedes casi esquina Santomé.

Mario Berson, un “swigman” que con sus electrizantes jugadas levantaba a la concurrencia de la Media Naranja, resalta que “les debo mi personalidad a San Lázaro y a los dirigentes de esa época que nos mantuvieron derecho, caminando por el camino correcto”.

Entre ellos menciona a Rafael --Faén-- Nova, Manuel --Cholo--Suero y muchos otros (“la lista es larga”).

“Esos grandes flagelos, como atracos, que hoy afectan al país, aquí son menos o inexistentes”, apunta “El Cococlo” Berson, quien luego de estudiar en la Universidad de Michigan gracias a las oportunidades que le dio San Lázaro, está de vuelta al barrio.

Ahora, con 57 años a cuesta, Berson participa en la Liga Añeja del club, donde todavía cautiva con lo que queda de su juego bonito.

SL acogió al Jay Payano Felipe Payano no es miembro original de esa institución. El llegó a final del 1981 procedente de su natal San Pedro de Macorís, donde había jugado con el Retiro 23, en busca de oportunidades y la encontró.

Manolo Prince, un símbolo lazareño, estaba al frente del equipo superior en el 1982 y al ver las condiciones del espigado jugador de 6-6 de estatura lo eligió en el grupo de los doce que hicieron el equipo en el Torneo Superior del Distrito Nacional.

Al año siguiente “El Jay”y Berson pasaron al conjunto Arroyo Hondo en una transación que llevó al armador Radhamés Díaz al San Lázaro.

“Esa ha sido una de las puertas más importantes que se han abierto en mi vida”, reconoce Payano, ministro de Deportes en el período de ocho años comprendido entre el 2004-2012. Fungió como viceministro del 1996 al 2000 en el primer cuatrienio presidencial de Leonel Fernández.

“Vestir la franela de un equipo tan emblemático como el San Lázaro era como ponerse en béisbol la de los Yankees de Nueva York. Donde quiera que tú llegabas con esa franela la gente decía ¥wao¥”, relata.

A su llegada al club, Payano llegó a dormir en el club, conjuntamente con su compañero Eliezer Madrigal, también de San Pedro de Macorís, el santiagués Tony Sánchez y otros jugadores del interior que también buscaban abrise paso en el mundo del basquet.

Con placer y mucho agradecimiento recuerda que en casa del directivo lazareño Rigoberto Llano y de Elena, la esposa de éste, almorzaba casi a diario.

“A esa señora le tengo un agradecimiento de por vida. Me acogió en su casa y ahí yo almorzaba todos los días. la verdad es que fue una experiencia maravillosa porque en San Lázaro conocí a mi hermano y amigo Danilo Díaz, Cholo Suero, Chico Pérez, a “Barrita” (Bienvenido Villalona), a mucha gente buena”, señala.

Miguel Ángel Marte, quien presidió el club desde el 1998 al 2003 y en un segundo período 2011-2013, confiesa que eso forma parte importante de su currículum y que le ha servido de trampolín para descollar en el área del béisbol, que ha sido su deporte rey.

Marte, quien jugó a nivel benjamín y creció idolatrando a Prince, a Hugo, a Pepe y a otras grandes figuras lazareñas, no pensó que el destino le daría muchos años después la opotunidad de compartir con ellos y de, incluso, retirar sus franelas.

Vista de un aspecto de la inauguración del Bobolé All Star, un torneo que cada año realiza el club como homenaje al entrenador Johnny Rodríguez.

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