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REPORTAJE

La imagen Parque del Este ha dado un cambio radical

El complejo se ha convertido también en el punto de encuentro de la familia

Vista del estado en que se encuentran una de las remozadadas obras levantadas en el Complejo Deportivo Parque del Este.

Vista del estado en que se encuentran una de las remozadadas obras levantadas en el Complejo Deportivo Parque del Este.

La imagen del Complejo Deportivo Parque del Este ha dado un cambio radical. Atrás ha quedado el abandono a que por años fue sometida esa inmensa superficie de 616 mil 771.50 metros cuadrados.

El empeño puesto por el Ministerio de Deportes ha reducido a su mínima expresión muchos males que confluían en el complejo.

Los robos de bombas sumergibles, lavamanos, inodordos, puertas, ventajas, verja perimetral y todo lo que tuviera algún valor en el mercado, crecían a la velocidad de la hierba mala que le cubría.

Sus instalaciones, a las que la falta de mantenimiento y filtraciones les daban la mano para que comenzaran a caerse a pedazos, hoy lucen pintadas de un verde esperanzador en su gran mayoría.

Equipo de seguridad Un oficial superior, cuatros oficiales y nueve alistados se mantienen vigilantes para disminuir casi a tasa cero los robos y atracos que ocurrían en el complejo a cualquier hora del día.

La seguridad, el orden imperante, la limpieza, su bien cuidado cesped y una vegetación que cada vez se hace más abundante y --por vía de consecuencia-- refrescante, han convertido al Complejo Parque del Este en el espacio ideal que convoca a la familia a respirar aire puro y tomar una brisita en un país que parece estar de verano el año entero.

El mismo ha sido dotado de juegos infantiles que resultan del deleite de los benjamines, quienes dan riendas sueltas a sus energías e ingenuas sonrisas en una ambiente sano y seguro.

“El Parque del Este ha sido rescatado y nos brinda distintas opciones que antes no teníamos los que residimos de este lado del río para recrearnos con nuestros hijos”, subraya Betsy Acosta mientras acompañaba a su pequeña Kristal en uno de los campamentos de verano que allí se escenifican.

Desde tempranas horas de la mañana hasta prima noche, cientos de personas procedentes del ensanche Isabelita, Villa Duarte, Alma Rosa, Ensanche Ozama, Las Américas, urbanización Italia y otras, suelen darse cita para trotar, caminar y hacer otros ejercicios.

La celebración de cumpleaños infantiles y el olor a carne asada emanado por las parrilladas que allí se realizan los fines de semanas, principalmente, seducen a cualquiea a venir.

Lose grupos jugando dominó, parché --chino o no--, ajedrez y otros retrotraen a épocas pasadas, donde el buen convivir era la norma en toda la geografía nacional.

El ingeniero Sergio Tobal, vicepresidente de la Federación Dominicana de Tenis, resalta que es mucha la diferencia que hay en ese sentido entre esta administración y la pasada, a tal punto que las instalaciones deportivas han sido rescatadas.

Resalta que hay un equipo, que ha sido dotado de un camión por parte del Ministerio de Deportes, que se encarga de la limpieza, el ornato y recogida de basura que mantiene de todo el complejo.

Cambio del cableado Igualmente, destacó que también ha hecho una inversión superior a los diez millones de pesos sustituyendo el cableado soterrado para devolverles la iluminación a las instalaciones que desde años no la tienen.

El ambiente se ha tornado propicio para que cientos de personas, entre niños, jóvenes, adolescentes y adultos, acuden diariamente al complejo para desarrollar sus actividades deportivas o recreativas.

“Mira como están nuestras instalaciones, bien pintadas y cuidadas”, señala Tobal con evidente satisfacción una de las trece canchas que conforman el Centro de Tenis construido a un costo superior a los 75 millones de pesos.

Las doce instalaciones que tiene el centro como complemento en su entorno exterior han sido de las obras que más uso han tenido de todas las erigidas para los Juegos Panamericanos “Santo Domingo 2003”.

“El cambio ha sido del cielo a la tierra. Antes era atraco y atraco, la gente tenía miedo de venir”, resalta Eddy Santiago. “Antes eso era atraco y atraco”.

Algunas partes de sus paredes han sido convertidas en atractivos murales que recogen obras de arte de distintos pintores dominicanos.

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