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PRESENCIA DOMINICANA

Dominicanos en Serie Mundial

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

Los primeros dominicanos en actuar en una Serie Mundial fueron los hermanos Felipe y Mateo Alou y Juan Marichal en 1962. Los tres eran miembros de los Gigantes de San Francisco y enfrentaron a los Yanquis en un evento memorable con desenlace histórico finalizando victoriosos los Bombarderos del Bronx. Dos años después un lesionado Julián Javier pudo participar brevemente con los Cardenales y convertirse en el cuarto criollo en esos certámenes y primero en ser campeón mundial. En esa serie también participó fugazmente con los Yanquis Pedro González, que entonces competía con Javier por el pomposo título de mejor intermedista dominicano. En 1967 el francomacorisano se cubre de gloria al ser parte de la médula que condujo a los Cardenales a otra corona logrando tres hechos trascendentales, en el segundo juego le conectó al lanzador rival de los Medias Rojas Jim Lonborg un batazo de doble mérito que rompió el juego sin hits que tejía a la altura del octavo episodio, en el partido decisivo se convirtió en el primer quisqueyano que conectaba un cuadrangular y defensivamente concretó una jugada que aún se menciona entre las mejores de siempre. Desde entonces los dominicanos han generado brillo en ese escenario. El año pasado David Ortiz consiguió ser el cuarto dominicano que es reconocido como JMV fruto de la bestial ofensiva que desató siendo pieza clave en la victoria de Boston sobre San Luís. Antes, Pedro Guerrero en 1981 con los Dodgers compartió con Ron Cey y Steve Yeager ese galardón, José Rijo lo obtuvo en 1990 lanzando para los Rojos y Manny Ramírez en 2004 con los mismos Medias Rojas. Pero hubo dos casos en los que dominicanos fueron palpablemente los principales responsables de la victoria de sus equipos y no obstante no recibieron ese reconocimiento. En 1982 Joaquín Andújar fue dominante en los dos partidos en que defendió la causa de San Luis contra Milwaukee, incluyendo el decisivo y el premio cayó en las manos del receptor Darrell Porter. En 1997 los Marlins derrotaron a los Indios sobre la base del trabajo tanto ofensivo como defensivo del jardinero izquierdo Moisés Alou, pero cuando se hizo la elección esta bendijo al lanzador Liván Hernández a pesar de concluir con un PCL de 5.27 debido al inefectivo trabajo que hizo cuando lanzó. Las dos victorias que le acreditaron fueron gracias al apoyo ofensivo que generó Alou. En ambas ocasiones las emociones, chauvinistas en el último caso, fueron decisivas. Se puede añadir en ese contexto el caso de 1981 donde Guerrero compartió el premio a pesar que su contribución fue tan evidentemente vital que su equipo perdió los dos primeros compromisos con él fallando, pero cuando su bate a partir del tercer encuentro comenzó a responder no volvieron a caer. En esas cuatro victorias el popular toletero disparó siete hits en catorce turnos, incluyendo jonrones en los dos triunfos finales.

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