editorial

De vuelta al barrio

Por muchas causas, los barrios dominicanos han sido victimizados por la estigmatización social y otros tantos prejuicios ante las condiciones de pobreza y precariedad en que discurre la vida de sus residentes.

En gran medida se ha creado de ellos la percepción de que son “tierra de nadie”, donde mandan los delincuentes, solos o apandillados, en las que no valen las leyes y reglas generales de la sociedad.

Por culpa de esa equivocada percepción, injusta y distorsionadora de la realidad, sus habitantes han sufrido los tratos discriminatorios del Estado y de buena parte del resto de la sociedad, que da lugar a una especie de “relación de rivalidad” entre estos.

Los barrios, sin embargo, son algo más que reductos de conglomerados humanos atravesados por la miseria, la falta de oportunidades y las desatenciones de sus necesidades básicas.

En hora buena y apropiada llega, para ellos, la novedosa iniciativa del Ministerio de Interior y Policía “De vuelta al barrio”, que procura dar un giro a esa relación de rivalidades y visibilizar, ante el resto de la sociedad, los reales valores de sus héroes anónimos.

De la mano de figuras populares, artísticas, deportivas, políticas, profesionales o religiosas, el programa consiste en hacer que estos héroes cuenten sus historias de éxito, para que sirvan de alicientes a los demás.

Ellos, más que nadie, que han luchado contra adversidades, que han soportado duras pruebas y hasta fracasos al abrirse paso en la vida sin delinquir ni hacer daño, son adorables y excelentes ejemplos de buenos ciudadanos.

Mejor que nadie, son los más autorizados a enseñar a triunfar, a educar en valores y a mostrar a los demás que, sin importar su origen pobre, cuentan con talento y voluntad para hacer de sus barrios un entorno de mejor vida, de paz y de orden.

Este programa puede ser, si no se politiza con propósitos electoreros, una de las más apropiadas iniciativas para derribar los estigmas, aminorar las tendencias delincuenciales y devolver al barrio su pleno y legítimo derecho a progresar y coexistir bajo otras condiciones.