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A tiro limpio

Dos atentados criminales, con menos de 48 horas de diferencia, han tenido como blancos a personajes vinculados al negocio del transporte en el país, un sector en el que entes mafi osos han marcado dominios de sus propios territorios.

Estos componentes de violencia han sido tan comunes en los últimos tiempos que ya se admite la existencia de un sicariato operacional y fl uido que se ocupa de dirimir, a tiro limpio, las desavenencias entre esas mafi as.

Seis asesinatos se han producido en el marco de las pujas por el control de las rutas del transporte, más los incontables casos de amenazas, extorsión o fallidos intentos homicidas que se dan entre los miembros de las federaciones que dominan dicho sector.

Ante los casos más recientes, de las últimas 48 horas, en que aparecen envueltos personajes vinculados al negocio del transporte, hay razones para temer de que estemos frente a una reapertura de las hostilidades entre las mafi as.

El control de las rutas no es únicamente una manzana de la discordia.

En un mundo en el que se conjugan tantas oportunidades de lucro, esas mafias saben mimetizarse y oscilar entre los ilícitos de los contrabandos, el tráfico de drogas y el lavado de activos o los negocios sucios con combustibles subsidiados del Estado.

De ahí que sea pertinente que la Policía Nacional escudriñe a fondo el asesinato de Luis Alberto Linares Figueroa, de la Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción, y el fallido atentado contra la vida de Miguel Ángel Mejía Medina, miembro de la Federación Nacional de Transporte Amigos de Peña Gómez, en el contexto de un posible recrudecimiento de las disputas choferiles.

Estamos a las puertas de la entrada en vigencia de la Ley de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial de la República Dominicana, que entre otras novedades, devuelve al Estado el control y tutelaje de las codiciadas rutas del transporte, el gran fi lón de negocios que despierta apetitos y que genera guerras a muerte entre todos aquellos que luchan por monopolizarlo.

No es casual que, en el proceso de reacomodo a los nuevos marcos que deberán regir el negocio, las partes dominantes, con sus sicarios a la vanguardia, traten de sacar el mejor partido a lo que viene.

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