El “dueño” de la mujer

En la cultura machista, bastante enraizada en el país, el hombre se cree “propietario” de su pareja. Y solo por pensar así se ha arrogado el “derecho” a atropellarla, aislarla o matarla cuando le venga en ganas.

Esa es la motivación dominante en la mayoría de los feminicidios. Hombres que matan a sus parejas “por celos”, con solo sospechar que les son o pudieran serles infieles, o porque una vez separados se niegan a reconciliarse o complacer los reclamos de sus exmaridos.

Ese sentimiento de “posesión” o sentido de propiedad, terriblemente egoísta, está metido en el tuétano de los hombres y de ahí que sea preciso romperle este nódulo de sus esquemas mentales y conductuales desde que son niños, para que crezcan con otro concepto acerca de la dignidad de la pareja.

En esa dirección deben de ir los programas de educación primaria, inoculando en las mentes de los menores, desde temprano, que sus parejas de futuro no deben ser objeto de su propiedad, sino compañeras y compromisarias en la misión de formar y educar a los hijos, respetando los espacios de esas individualidades en coexistencia.

Aparenta fácil y viable, pero no lo es. Porque cambiar o enmendar concepciones, creencias, falsas premisas o la escala de la autoridad hogareña que ha sido tradicional en el modelo cultural del dominicano, ameritará de muchos años de sistemática re-educación de las nuevas generaciones.

Sentimos mucho que la espiral de feminicidios siga cobrándose más víctimas cada día y que la sociedad no haya podido lograr hasta ahora los disuasivos necesarios para convencer a los hombres de que las mujeres, sus parejas, no son bienes de su propiedad para disponer a su antojo de sus vidas o de sus destinos.

Y de que bajo ninguna circunstancia se justifica el argumento de que “por celos”, por “motivos pasionales” o por lo que sea, tienen manos libres para matarlas o atropellarlas salvajemente, como ha ocurrido con decenas y decenas de sus desventuradas víctimas.