¡No pueden fallar!
Cuando se constata que la obra magistral y suprema de la independencia dominicana fue llevada a cabo, en inspiración y acción, por un puñado de jóvenes, hay que preguntarse hasta qué punto los jóvenes de hoy están comprometidos de verdad con el cuidado de esa herencia.
Penosamente hay que admitir que mucho talento joven ha quedado al margen de las zonas de mando del país, y este rezago se hace más notorio en el mundo de los partidos políticos, donde aparentemente las puertas del liderazgo se les cierran con más de diez candados.
El liderazgo ha quedado añejo, probablemente muy poco conectado con las ideas, aspiraciones y modalidades que las nuevas generaciones asumen para enfrentar sus retos, que son muchos y difíciles.
Los que salen graduados de las universidades cargan buenas municiones de conocimientos y destrezas para entroncar el saber humano con la tecnología, pero ante el desierto de oportunidades para poner en práctica ese talento no les cabe de otra que buscar el ingreso en cualquier actividad a menudo ajena y disímil a su profesión.
Se van a Uber, mientras tanto, a los call center o a cualquier fuente lucrativa que no les reste tanto a su dignidad profesional o autoestima.
Un caso interesante que revela excepción a la regla en este cuadro tan desalentador es el que se da en el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Allí la plana ejecutiva ha sido integrada por una veintena de jóvenes funcionarios de menos de 35 años de edad, pletóricos en sueños e ideas de cómo transformar a Santo Domingo y hacerla una ciudad más humana.
Estos jóvenes tienen formación apropiada para entender las dinámicas de las metrópolis modernas, saben por dónde andan las tendencias urbanísticas, manejan tecnologías y piensan distinto a como lo hacían sus predecesores.
Ojalá que puedan demostrarle a la sociedad dominicana que son capaces, como lo fueron los valientes y arrojados jóvenes que fundaron la República, de entregarse al compromiso de hacer más grande a su nación, de creer en su futuro y de reinventarla sin perder sus esencias fundamentales.
Esos jóvenes ejecutivos que acompañan al alcalde David Collado, otro joven también ¡no pueden fallar!