¡A desactivar esas crisis!

Este lunes y martes hay programadas dos reuniones con el propósito de desactivar dos confl ictos que afectan el clima normal de la educación pública a todos los niveles.

Hoy, a las 2:00 de la tarde, el ministro de Educación, Andrés Navarro, se reúne con los más altos dirigentes de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), donde abordarán los reclamos salariales de los maestros, en un contexto en que el gobierno ha señalado que no puede hacer un reajuste de sueldos para todos los educadores.

Atendiendo a una convocatoria de la ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, Alejandrina Germán, mañana a las 9:00 de la mañana se reunirán el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y los dirigentes de la Federación de Asociaciones de Profesores de la UASD (Faprouasd) y la Asociación de Empleados Universitarios (Asodemu).

Esta última reunión tiene el propósito de poner fi n a un paro de docencia en reclamo de aumento de sueldo que entra en su tercera semana y que abortó el inicio del semestre en la única universidad pública del país y la que tiene el mayor número de alumnos.

Cada vez que los estudiantes dominicanos participan en alguna de las pruebas internacionales para medir la calidad del aprendizaje y la formación profesional, el país queda por debajo de sus similares en todo el mundo y las críticas y autocríticas llueven a temporal, pero una parte importante de los docentes obvia esta realidad cuando considera que sus ingresos son insufi cientes y no duda en parar las clases para tratar de lograr un reajuste.

Los educadores –como todos los profesionales y empleados competentes- merecen devengar un salario digno y con capacidad para costear sus necesidades básicas y hasta hacer ahorros, pero de ahí a negarse a impartir docencia como si fueran los estudiantes los que debieran atender sus reclamos, hay mucha distancia y falta de sensibilidad.

Ojalá que entre hoy y mañana las partes en confl icto busquen puntos de entendimiento que permitan canalizar sus reclamos, pero retomando la docencia en la UASD y sin intentar siquiera paralizarla en escuelas y liceos públicos.

Ver a miles de jóvenes de estratos humildes que vienen de ciudades del interior, pagan pasajes, pensiones, alimentación y otros gastos para cursar una carrera universitaria, pero sus profesores los dejan plantados día tras día, es poco menos que una barbaridad que debe terminar.