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Desenlace previsible

Todos los organismos de seguridad del Gobierno requirieron a John Percival y a Bryan Paulino que se entregaran a las autoridades para ser investigados y eventualmente someterlos a la justicia por tres asaltos violentos en los que los imputados hicieron un despliegue delictivo considerable.

Cuando se produjo el asalto a un camión transportador de valores frente a Bella Vista Mall, el 14 de septiembre pasado, aparentemente los señores Percival y Paulino quedaron individualizados como los líderes de una banda criminal que se dedica a desvalijar a los bancos.

En esa ocasión la Policía Nacional pidió a ambos que se entregaran y a pesar de que supuestamente lo harían, nunca se concretó la entrega con lo cual no solo se autoinculparon, sino que nunca negaron ni siquiera de forma indirecta su participación en asaltos que dejaron a un vigilante muerto y una decena de personas heridas.

Si ciertamente fueron ellos quienes asestaron el ataque armado y el robo de 3.7 millones de pesos y 25,000 dólares al Banco Popular situado en Plaza Lama, no solo no contemplaron entregarse a la autoridad, sino que la desafiaron y continuaron pisoteando al resto de la sociedad con sus acciones criminales.

Desde el anuncio hecho por el mando militar y policial de que atraparían a ambos hombres, fue notable el despliegue de tropas en los lugares que se suponía que podían estar los buscados. Y en la tarde de ayer llegó la noticia: John Percival fue ubicado en un motel de Bonao, resistió el arresto y murió por múltiples heridas de bala, mientras que hasta anoche dos de sus cómplices eran perseguidos en el Cibao Central.

LISTÍN DIARIO habría preferido que Percival y sus acompañantes se hubiesen entregado a la Policía o que ésta los arrestara, pero pese a nuestro gran respeto por la vida, tenemos que admitir que en esta ocasión la actitud de las tropas de enfrentarlo con las armas, está justificada.

Las acciones criminales tienen que encontrar un límite con la ley en la mano, pero frente a quienes no respetan la ley y desafían a la autoridad con actos de guerra, la respuesta no puede darse desde un confesonario, sino dominando al agresivo por los medios que éste escoja.

Las autoridades estaban presionadas por una sociedad acorralada y aun así dio espacio a Percival para que se entregara, pero él no hizo caso ni siquiera a su padre, lo que explica ese desenlace previsible.

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