Conectando al pueblo con la DNCD
Hay que estar claros de que, sin la participación activa y responsable de los ciudadanos, no es posible llegar lejos en las luchas que se libran contra el narcotráfico, los abusos a la mujer, los delitos comunes y corrientes y hasta los insoportables ruidos.
Si no fuera por las líneas telefónicas abiertas para que la gente informe o denuncie ante la autoridad sobre los peligros de las pandillas o de los malhechores de toda laya, y principalmente los maltratos o riesgos de las mujeres, muchos crímenes y desafueros hubiesen quedado impunes o desconocidos para el público.
Las líneas de denuncia, así como las oficinas que el Ministerio Público y la Policía han abierto para atender personalmente a los afectados y registrar sus querellas, constituyen efectivas formas de integrar y comprometer a los ciudadanos en las luchas contra el crimen organizado o la violencia intrafamiliar.
De ahí que resulte oportuna la decisión de la Dirección Nacional de Control de Drogas de poner a disposición del público, a partir del próximo año, una aplicación tecnológica que permite a cualquier ciudadano trasmitir fotos, videos o información sobre puntos de drogas, preservando la confidencialidad del denunciante.
Como aquí hay profusión de usuarios de móviles telefónicos provistos de cámaras integradas de fotos y videos, son muchos los dominicanos que pueden ser testigos de “cosas raras” que se dan en los barrios o los lugares donde los narcotraficantes venden sus mortíferas mercancías, captándolas en sus aparatos.
Si los ciudadanos están conscientes de que pueden hacer un gran servicio a la sociedad denunciando estas operaciones ilícitas, pues su deber es usar correctamente esta aplicación novedosa de la DNCD para contribuir a la lucha por el respeto a las leyes.
Con los ruidos y con otras situaciones de anormalidad, como los accidentes de tránsito, robos a comercios o emergencias de cualquier tipo, el sistema del 911 ha podido dar respuestas inmediatas y efectivas.
Eso es a lo que se aspira con la DNCD. Que exista un canal seguro, confidencial, protegido, para poner al descubierto las fauces del narcotráfico y de la delincuencia callejera en nuestras ciudades y que los ciudadanos se sientan responsables, al igual la autoridad, de cumplir con la cuota que les corresponde en estas decisivas batallas por el imperio del orden y de la ley y de la convivencia civilizada.