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EDITORIAL

Punta Catalina despierta el apetito

Las plantas de producción de energía con matriz carbón mineral de Punta Catalina, Baní, son ahora apetecidas por varias firmas extranjeras que pujan por ofrecer sumas millonarias para adquirir la mayoría de sus acciones, aprovechando que el Estado está haciendo una oferta en este sentido procurando nuevos socios para operarla.

De manera pública el presidente Danilo Medina abrió esta oportunidad al sector privado, pero siempre ha dejado claro que el Estado busca un “socio minoritario”, no una empresa que pretenda controlar el 51 por ciento de las acciones, porque la expectativa es que esa planta, una vez entre en operación, jugará un rol relevante en el mercado de la energía eléctrica.

Más que nada, el Estado espera que con la capacidad que tendrá para fijar los precios de venta de la energía eléctrica podrá zafarse del yugo oneroso que representan los subsidios oficiales a las empresas que generan y comercializan electricidad, y esto solo podría lograrse si mantiene un 51 por ciento o más de las acciones de Punta Catalina.

Pero hasta donde indican nuestras fuentes, hay por lo menos tres empresas extranjeras que han ofrecido hasta mil 200 millones de dólares por el 49 por ciento de las acciones, pero bajo la condición de que asumir a plenitud los contratos de operación y mantenimiento y derechos de compra del carbón mineral, todo lo cual equivaldría a un 51 por ciento o más del posicionamiento accionario.

Y una de ellas, de inversionistas de origen chino, ha ofrecido abiertamente comprar la totalidad de la planta, incluyendo los contratos de operaciones y mantenimiento, según lo que ha trascendido.

La CDEEE mantiene la postura de que el Estado tiene que terminar y administrar las plantas, que para entonces estarían valoradas en 2 mil 600 millones de dólares. Y que no pasen totalmente a manos privadas.

Como se puede ver, Punta Catalina está siendo vislumbrada como una segura y rentable operación energética y, como ocurre en las subastas, ya varias empresas quieren ofrecer más para quedarse con ese filón.

Lo cierto es que sería un retroceso que el Estado, que se ha comprometido en la búsqueda y suscripción de financiamiento externo, con todo lo que implica un endeudamiento de alta magnitud, se desprenda de la mayoría de las acciones de una empresa que todos sabemos está siendo creada para poner fin a la sangría de los subsidios, al encarecimiento de las tarifas energéticas y a otras distorsiones del mercado, porque entonces su finalidad original quedaría aniquilada.

Como la línea trazada por el presidente Medina es la de aceptar solo un “socio minoritario”, la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) está siendo atacada por “inflexible” por los sectores que quieren el filón de Catalina completo, no parcial, sin haber asumido los costos políticos y económicos que conllevó la osadía de instalar las plantas.

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