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EDITORIAL

La gran tajada

No queda dudas de que ha predominado una rara opacidad en el manejo, durante varios años, de los millonarios subsidios que el Estado otorgaba a los choferes para aliviarles la carga del alto costo del gasoil, como una manera de garantizar que las tarifas del transporte de pasajeros y mercancías no fueran aumentadas a los usuarios.

Las últimas revelaciones que han salido a la luz pública, confi rmadas, inclusive, por uno de los altos dirigentes de los sindicatos del transporte, sobre la selectividad en el “reparto” de los subsidios, o mejor dicho, del gasoil subsidiado, que solo llegaba a un 20 por ciento de los afi liados, parecen indicar la existencia de un grueso iceberg de corrupción.

Está en la obligación la Procuraduría General de la República de abrir una profunda investigación sobre el destino final de los fondos implicados en el subsidio que, en el cálculo del Ministerio de Industria y Comercio, ascendía anualmente a unos 4 mil millones de pesos.

Tienen que esclarecerse las razones por las cuales la mayoría de los choferes no recibió el equivalente de 3,400 pesos en combustibles subsidiados y quién o quiénes se quedaron con la gran tajada.

Porque estamos hablando de que el Gobierno incurrió en un sacrifi cio fi scal con las mejores intenciones y que tal concesión ha sido contaminada, distorsionada o mal aplicada cuando ahora se admite que el 80 por ciento de los choferes nunca la recibió.

Una cantidad tan respetable como esa, de 4 mil millones anuales, no pudo haberse evaporado así por así. Se supone que al tratarse de fondos públicos, estos deben ser fiscalizados, y su distribución, en forma de subsidios, debió ceñirse a estrictos procedimientos de transparencia; o de lo contrario, estaríamos en presencia de una enorme irregularidad.

Salvo que se tratase, entonces, de una típica “ración del boa” para complacer a una cúpula dirigencial que encarna un poder intocable y chantajista, a cuyos caprichos siempre se han sometido los gobiernos, incapaces de enfrentar el monopolio que domina el sistema de transporte en el país, con todos sus abusos y desmanes.

¡Que se diga quién o quiénes se quedaron con la gran tajada del subsidio! A la sociedad hay que rendirles cuentas claras sobre esto.

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