¡A parar la deforestación!

Es responsable, y en esa tesitura la apoyamos plenamente, la orden que ha dado el presidente Danilo Medina para detener y procesar a todos aquellos que cortan árboles en áreas forestales que deben ser celosamente protegidas por el Estado.

Si este es el “cuatrienio del agua”, signo de lo que luce será una prioridad de su nuevo gobierno, lo más lógico es que las autoridades aprieten la tuerca de la ley a los infractores que deforestan zonas de montaña y de llanos, así como riberas de ríos, para producir carbón o crear conucos de subsistencia.

La determinación del presidente Medina llega en momento oportuno, cuando la actividad depredadora de nuestra foresta ha alcanzado dimensiones preocupantes en algunas provincias de la zona fronteriza, comprobadas por él mismo en sus recorridos por el país.

Al sobrevolar el domingo la zona de Hondo Valle y contemplar el grado de deforestación, el Presidente dijo a los productores que “si no paramos esto ahora, en cinco, seis o diez años tendrán que irse todos de aquí”, porque no habrá seguridades para subsistir en un desierto.

“Es penoso cómo han destruido las montañas. Eso hay que cambiarlo. A partir de ahora, el que se meta a deforestar irá preso”.

Dramático diagnóstico. Dramática realidad. Dramática y responsable decisión la del Presidente, que no responde a ninguna arbitrariedad sino a lo que manda la propia ley, una ley que castiga los delitos ambientales.

Esta determinación del Presidente puede marcar --y ojalá que así lo sea-- el principio de una cruzada más firme por la protección del medio ambiente, a la que estamos irremediablemente obligados si queremos mitigar los efectos del cambio climático, parte de los cuales provienen de la deforestación, muerte o contaminación de ríos y fuentes de agua.

Deforestar es un crimen. Y todo el que lo perpetra está atentando no contra la vida de un recurso forestal, sino contra la de toda nuestra nación.

Que quede bien claro.