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Hatuey De Camps

Valiente y gallardo en sus largas luchas dentro de la política, así lo fue en el prolongado lapso de su batalla contra el cáncer al que sucumbió anteanoche.

La historia de Hatuey De Camps está llena de episodios vinculados a la construcción democrática del país, tanto en sus tiempos de fogoso dirigente estudiantil en la universidad como desde la cumbre del liderazgo político partidario.

Una estrella que brilló siempre dentro del espacio de tiempo que dominaron otros grandes de la constelación política dominicana, como Bosch, Peña Gómez y Balaguer, marcando las trazas de sus propias convicciones, aunque chocaran con las de sus maestros.

Polémico y combativo, tal fue su rasgo. La impronta de su quehacer en los distintos roles que desempeñó en medio siglo de activismo político caminando y superando muchas cuerdas flojas e innumerables riesgos para su vida.

Por eso le tomó tanto tiempo al cáncer doblegar a este “cacique” político que, aun con sus fuerzas físicas disminuidas, libró la batalla por alcanzar la presidencia del país en las últimas elecciones con perseverancia y gallardía.

Su muerte ha sido muy sentida por una sociedad a la que el quiso pavimentarle vías de progreso en libertad y democracia desde su trinchera de lucha política, y sin duda que el legado de su trabajo, registrado ya en la historia, permitirá que su ausencia del escenario sirva para calibrarlo y valorarlo al margen de las pasiones y las emociones que suscitó en vida.

Consuelo para su esposa Dominique, para sus hijos, para sus compañeros de partido y sus leales seguidores.

Paz a sus restos.

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