Danilo Medina, de un ciclo a otro
Al cerrarse hoy el primer ciclo del gobierno del presidente Danilo Medina y comenzar su nuevo mandato, un pase de revista permite reconocer los tangibles progresos que ha tenido el país durante su gestión y explicar la razón del abrumador endoso que le dio el electorado en los pasados comicios.
Algunas de las iniciativas que caracterizaron su primer gobierno resultaron tan novedosas e impactantes que han pasado a formar parte de un catálogo de “buenas prácticas” en las que se han interesado mandatarios de otros países, en unos casos para replicarlas y, en otros, para adecuarlas a las necesidades o posibilidades de sus naciones.
Este inventario de experiencias se ha convertido en un pilar para la cooperación internacional en diferentes áreas, como es el caso de las políticas para la alfabetización, la producción de alimentos, la asistencia de emergencia con el 9-1-1, el modelo penitenciario, los centros tecnológicos comunitarios, el sistema de compras públicas y, en el plano de gestión personal, las visitas sorpresa dominicales del Presidente a diferentes lugares del país.
Este ejercicio de contacto del Presidente con distintos sectores, a cuyos representantes escucha, ha sido bien valorado, al igual que su rigurosa puntualidad en los actos públicos o privados, imponiendo así una cultura de mayor respeto hacia el tiempo de los demás, una práctica no muy arraigada en la costumbre nacional.
Otra de las particularidades de la primera gestión gubernamental ha sido la de incorporar al gabinete a empresarios del sector privado, todos los cuales se han destacado en el cumplimiento de sus responsabilidades públicas, como los ministros administrativo de la Presidencia, de Obras Públicas, Industria y Comercio, los directores del Banco de Reservas, Centro de Exportación e Importación y del plan de rescate de las riberas de los ríos Ozama y La Isabela, entre otros.
Las expectativas que se ha formado la población, frente al nuevo cuatrienio que inaugura hoy el presidente Medina, son las de que muchas de esas “buenas prácticas” se consolidarán, pero también se aguarda que el Gobierno se emplee más a fondo en yugular el problema de la inseguridad ciudadana, el alto índice de mortalidad por los accidentes de tránsito, la corrupción administrativa y un mayor control de las migraciones ilegales, especialmente desde Haití, junto a una lucha más sistemática y frontal contra el tráfico de drogas y los contrabandos fronterizos.
Las cargas de un gobierno siempre son pesadas, porque los retos son muchos e incesantes. La esperanza es que en este nuevo cuatrienio el país avance, que los dominicanos podamos vivir mejor y más seguros y que la paz y la tranquilidad ciudadana sigan siendo credenciales importantes para atraer más turistas y más inversionistas.