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CENASI, un hito en el sistema carcelario

El país ha hecho innegables esfuerzos por regenerar a sus presidiarios, procurándoles formas y alternativas que les permitan volver a la libertad con una mentalidad distinta a la que les causó su condena y encarcelamiento.

Se han creado cárceles-modelo que funcionan como si fueran escuelas de la buena conducta, en las que los internos pueden alfabetizarse, proseguir estudios o emprender una carrera universitaria, además de adquirir habilidades para oficios remunerativos.

En las cárceles de este tipo, el tratamiento que reciben los internos es diametralmente diferente del de los condenados o los presos preventivos en otras prisiones. En el tiempo en que lleva funcionando este modelo el índice de reincidencia de sus internos está en los mínimos razonables.

En cambio, en las otras cárceles no es así. En La Victoria, el mayor centro penitenciario del país, seis de cada 10 personas que han purgado allí sus condenas vuelven tras las rejas al reincidir en el delito, a veces el mismo por el cual ingresaron por primera vez.

Ahora el Gobierno dominicano inicia otra apuesta por el cambio. A través del Despacho de la Primera Dama ha dado apertura al Centro Nacional de Atención Sicosocial en La Victoria, que pretende educar para la libertad a sus más de 8 mil internos, a razón de dos mil por mes.

El propósito es brindar asistencia tanto a los internos como a sus familiares para restablecer o reforzar los lazos afectivos que han quedado rotos o maltrechos por causa del malhechor, a superar los conflictos y traumas psicológicos que genera la comisión de un crimen del que luego se arrepienten y las condiciones del encierro y de una vida sin libertad.

Procura, por igual, acompañar a los internos en el desarrollo de habilidades intelectuales y prácticas que les permitan, cuando regresen al seno de la sociedad, actuar a su servicio, no en contra de sus leyes ni de la convivencia civilizada.

Lo que espera la primera dama, doña Cándida Montilla de Medina, es que este Centro de Atención (primero en su género en el país) se convierta en la efectiva plataforma para la regeneración de los prisioneros, abriéndoles el camino hacia una oportunidad de vida en libertad, no cerrándoles las puertas a una reinserción social, que es lo que suele ocurrir, tanto porque es grande y profundo el dolor que causan sus crímenes a la sociedad como por las tozudas reincidencias en que muchos de ellos caen ante la falta de este proceso formativo de cambio.

La apertura de este primer CENASI es un hito en la historia del sistema carcelario dominicano. Es un esfuerzo más en el interés de reconducir a los que delinquieron, una vez purgadas sus penas, o como muy bien dijera la Primera Dama, un esfuerzo serio para la educación en la libertad.

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