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EDITORIAL

Matadero de niños

El aborto es un crimen, dígase lo que se diga en su defensa.

Con ese procedimiento se mata a una criatura. Se aniquila a un ser humano en gestación.

Y las mujeres que se prestan para ese crimen por lo general lo hacen porque no desean estar embarazadas, ya sea porque son sexualmente violadas o porque no toman precauciones a la hora de entrar en relaciones con sus novios o amantes y, sencillamente, no quieren echarse encima una responsabilidad de esta envergadura.

Como el aborto está prohibido por la Constitución, su práctica se considera un acto criminal, salvo la excepción abierta por el Código Penal cuando esta decisión la toma una junta de médicos, ajustada a un protocolo de rigor, si la vida de la madre corre grave peligro durante la gestación.

Pero aquí le buscan la vuelta a todo y aprovechándose de la ansiedad y las crisis que sufren las mujeres, especialmente las niñas y adolescentes, hay médicos que se prestan para llevar a cabo la siniestra tarea de matar a la criatura, ya sea mediante inyecciones y pastillas, si lleva tres meses en el vientre, o destruyendo el embrión con pinzas, cuando ya está más desarrollado, una pura carnicería.

Las autoridades acaban de intervenir y cerrar una clínica que ha sido señalada como un “matadero de niños”, aparentemente reincidente en esos procedimientos. La mayor indignación la manifi estan los propios vecinos del centro médico que dicen haber presenciado el desfi le de niñas y adolescentes que acudían allí a practicarse abortos.

Con tan alto número de embarazos “no deseados” en el país, no hay que dudar que, como esta, existan otras clínicas haciendo un gran negocio con la práctica de matar criaturas, violando groseramente la ley que prohíbe el aborto, sin que nada les pase a los médicos que se prestan para eso, ni a los propietarios del establecimiento.

Este escándalo amerita que el Gobierno, haciendo valer el mandato de la Constitución, inicie una ofensiva para desmantelar a estos “mataderos de niños”, enjuiciando a sus responsables como se juzga a los peores homicidas y criminales que se burlan de la ley.

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