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Enfrentar el chatarraje

El chatarraje es uno de los cánceres que corroe nuestro sistema de transporte junto al irrespeto hacia las leyes de tránsito.

Más de 50 mil porquerías rodantes, que contaminan el ambiente y son causas directas de muchos accidentes fatales, forman parte del parque vehicular del país, en general viejo y degradado.

Algunas propuestas razonables han sido hechas para comenzar a resolver este problema.

Una de ellas, contemplada en el proyecto de ley de movilidad, transporte terrestre, tránsito y seguridad vial, es la de imponer un impuesto de dos pesos, por cada galón de combustible que se consuma en el país durante diez años.

Con ese dinero, el Estado compraría las chatarras y financiaría su reemplazo con vehículos nuevos o en buenas condiciones.

Otra idea es la de limitar las importaciones de vehículos pasados de años, como alternativa para detener el crecimiento del parque chatarra y renovar la flota de transporte público.

Proponemos que, junto a la limitación de importaciones de vehículos pasados de años, se establezca la obligatoriedad de que la empresa importadora adquiera una chatarra por cada vehículo que traiga y la elimine.

Con ese herraje y otras partes inservibles se nutrirían las industrias que procesan o refunden estos materiales para otros usos.

En medio de este proceso de renovación, los ayuntamientos deben ocuparse de retirar de las calles y solares las chatarras abandonadas o inservibles, para evitar que sigan afeando el panorama o que sean criaderos de mosquitos o refugios de ratas y otras alimañas.

Y proponemos también que con parte de los recursos del 4 por ciento del Producto Bruto Interno para la educacion pública se financie una campaña educativa, dirigida a peatones y conductores, enseñándoles a respetar leyes y señales del tránsito, que bastante necesario y urgente resulta.

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