Entrando con buen pie

Las primeras medidas anunciadas por el nuevo jefe del Sistema Nacional de Salud apuntan a poner fin al atiborramiento de pacientes en las salas de emergencia de nuestros hospitales, uno de los signos más patéticos del cuadro de debilidades que afecta a este sector.

El doctor Nelson Rodríguez Monegro ha dispuesto crear dos horarios para extender las consultas hasta las 7 de la noche, de modo que esto ayude a referir pacientes a los médicos especialistas y para descongestionar las salas.

Este era un problema que se iba agudizando cada vez más, en gran medida por el hecho de que pacientes que no disponen de recursos económicos ni seguros de salud solo podían recibir atenciones gratuitas, con medicinas incluidas, si entraban por las emergencias.

Se calculó que más de un 70 porciento de los pacientes que acudían a las emergencias no las necesitaban como tal, porque sus casos no ameritaban urgencia. Lo que buscaban, en el fondo, eran ser consultados por un médico.

De todas maneras, estaba planteado un problema de hacinamiento humano que llevaba al colapso los servicios de emergencia, incapaces de atender a todo el mundo.

Otro problema que se agudiza en los hospitales es la poca disponibilidad de camas y de ventiladores en las salas de cuidados intensivos. El nuevo jefe del SNS afrontará este problema destinando un personal mayor a otras salas, con servicio de 24 horas, para pacientes de cuidados intensivos que no hayan tenido cupo, en esos momentos, de ingresar a las salas especializadas.

Y otra medida es la de prohibir los bochornosos “rebotes” de pacientes hacia otros hospitales, lo que daba lugar a dolorosos viacrucis durante los cuales muchos veían agravar su estado. O morir, como le ocurrió al excombatiente revolucionario Claudio Caamaño Deñó hace pocos meses.

Sin dudas, el nuevo jefe del SNS ha entrado con buen pie al terreno de sus responsabilidades, y lo que espera la sociedad es que, de inmediato, comience a resolver los más urgentes problemas de los hospitales del país.