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¡Cuánto horror!

El descubrimiento de una fosa en la que un grupo de sicarios tiraba los cadáveres de choferes de la región Este, víctimas de sus atracos, ha conmocionado a la sociedad por toda la escala de horror que rodeaba el marco de sus fechorías.

Era una cadena de asesinos la que venía actuando desde hace tiempo para hacer desaparecer, en las carreteras del Este, a transportistas de camiones o conductores de minibuses de pasajeros, quitándole la vida y las propiedades. En la lista de víctimas hay 7 personas, pero podrían ser más.

La Policía ha atrapado a cuatro de los principales sospechosos, uno de ellos salido de la cárcel tras cumplir 18 años, y éstos han revelado las crueles formas en que torturaban a sus víctimas, a algunas de las cuales las lanzaron todavía vivas en el hoyo, de una profundidad de 60 metros.

Uno a uno iban desapareciendo los choferes, y como mediaban días o semanas, entra uno y otro secuestro y asesinato, no había manera de conectar todos estos episodios. Hasta que en las últimas investigaciones del caso más reciente, la Policía pudo dar con los sospechosos que finalmente terminaron revelando casi todo el hilo de sus macabras operaciones.

La misión de la Policía y la justicia es ahora tocar otro fondo, no sólo el del orificio donde se encontraron restos humanos de los choferes desaparecidos, sino el fondo de la autoría material e intelectual de estos crímenes, que se cometieron y se mantuvieron en el misterio gracias a la destreza operativa de los sicarios.

Tiene que establecerse el destino de los vehículos robados porque se trata de bienes costosos y tiene que desenredarse toda la madeja de complicidades que permitió que estos secuestros y asesinatos se produjeran sin mayores interferencias y estuviesen impunes.

No podemos pasar por alto las denuncias que han salido desde el mismo seno del sector de los transportistas del país, en el sentido de que algunos sindicatos patrocinan “sicariatos” en sus luchas por controlar rutas y otras concesiones millonarias que reciben del Estado, ya que frecuentemente se han producido choques como en los tiempos de Al Capone en Chicago, donde los mafiosos se batían a tiros en las calles por el control de los negocios ilícitos.

Aquí los tenemos de la misma jaez... sólo que no son de Chicago.

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