Los candidatos, entre el ayer y lo que viene

Si hay algo que llama la atención en esta campaña electoral es la publicidad en vallas, spots y otros medios de gente joven, por lo regular profesionales, que aspiran a ser congresistas o líderes municipales.

Es una nueva generación la que emerge, con ideas enfocadas en necesidades muy propias y puntuales que ofrecen una visión de futuro distinta a lo que era el cuadro de las realidades del país diez, quince o veinte años atrás.

Ahora, bajo una sociedad que se mueve con el cambio tecnológico, la población mayoritariamente joven de nuestro país está prepararándose para el mejor aprovechamiento de las herramientas modernas de las comunicaciones en la educación, en los negocios, en la medicina y en cualquier otra actividad productiva.

No obstante que estamos en presencia de ciudadanos con otra mentalidad distinta a la de sus inmediatos antecesores, no parece abundar en los discursos o promesas de campaña de algunos candidatos presidenciales medidas concretas para satisfacer las expectativas de esta masa joven, deseosa de participar activamente en el proceso de cambios.

Problemas que se plantean, por ejemplo, ante una niñez y adolescencia adictas al consumo de información, videos y otras formas de interacción por vía de teléfonos inteligentes o tabletas, no se han hecho visibles en los contenidos de los programas de gobierno que airean la mayoría de los candidatos.

Y pensar que estos son aspectos determinantes que deben de discutirse para ver cómo enfrentaremos el peligro de una masa amorfa, prisionera de la tecnología, a la hora de usar las energías humanas en las tareas de desarrollo económico y social. o cómo el país asumirá dichas tecnologías en las rutinas de vida de sus ciudadanos.

Nuestra esperanza es que la participación cada vez más creciente de jóvenes interesados en entrar a la política y a los poderes del Estado represente el inicio de un proceso de reenfoque de las prioridades de la sociedad al corto y mediano plazo, tomando en cuenta que muchos parámetros han cambiado, algo de lo que no parecen haberse dado cuenta políticos añejados y atrapados en el pasado que buscan el poder con discursos y promesas muy desconectadas de lo que ya son nuestras nuevas realidades.

Sin una mirada a lo que quiere esa juventud, la brújula de los aspirantes presidenciales no serviría para nada.