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Bajo las garras del cáncer

Con este epígrafe, LISTÍN DIARIO ha publicado esta semana dos impactantes testimonios del trance de vida en que se encuentran niños afectados por cánceres que al pertenecer a familias pobres ven reducidas sus posibilidades de sufragar los altos costos de sus tratamientos.

Como ellos, centenas de niños también están atrapados en las garras del cáncer y, además de sufrir sus efectos, ven su futuro y sus sueños consumirse entre las calamidades implícitas, sobrellevando la que pudiera ser la más bonita etapa de sus vidas en medio de profundas incertidumbres y la impotencia de no contar con recursos para salvarse.

Pudiera decirse que ese es, en realidad, el drama de todos aquellos que sufren de cáncer, porque en muchos casos el mal es paralizante y su remedio no siempre resulta pronto y fácil. Eso cabe también para los ricos o las personas con ciertos recursos, pero no deja de ser una disyuntiva que arruina y conduce a la hipoteca de bienes y que duele también a los familiares y amigos más cercanos.

A través de nuestra sección La Vida publicamos la historia desgarradora de dos infantes que están bajo las garras del cáncer. Carolina Pereyra, de 11 años, y Keury Montero, de tres, quienes reciben atención médica y de calidad en un centro como el Instituto Oncológico Dr. Heriberto Pieter. Los reporteros constataron cuán terrible es la pobreza en que viven: Carolina, en Los Cazabes, próximo al vertedero de Duquesa, y Keury, en Marañón, Villa Mella.

Aun cuando el cáncer infantil es una realidad visible, es lamentable que esta problemática no figure entre las inquietudes de aquellos que aspiran a ejercer posiciones en el Estado, desde el cual sí se puede hacer mucho para remediarlo.

Que sepamos, ninguno de los candidatos que pretenden llegar al poder en los comicios del 15 de mayo ha tocado este tema ni ha profundizado en sus propuestas para proteger y defender los derechos de los niños, entre estos, especialmente, el derecho a la salud.

Una de ellas, que proviene de la propia niña Carolina Pereyra, es la de que se construya un centro de recuperación para que los menores que allí sean internados puedan recibir los procedimientos de quimioterapia y otras especiales atenciones, y estén más directamente accesibles al monitoreo de los doctores, aparte de encontrar un ambiente sano y propicio para los internamientos.

Algo más debemos de hacer para quitarle estos niños a las garras de la muerte.

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