Imperdonable negligencia

Con la experiencia ya ganada en la lucha contra el dengue, es imperdonable que se haya producido un notorio número de diagnósticos equivocados en los casos de varias de las víctimas mortales.

Y algo más: que otras muertes se hayan producido después de que los pacientes acudieron hasta tres veces al médico buscando la atención pronta y apropiada a su malestar.

Estas escandalosas revelaciones han sido obtenidas de los resultados de auditorías ordenadas por el Ministerio de Salud Pública para establecer cómo fueron manejados cada uno de los casos mortales de pacientes afectados por dengue, que ya van por 73 este año.

El estudio determinó, según han dicho fuentes confiables, de manera extraoficial, que la mayoría de los pacientes a quienes se les proporcionó un diagnóstico equivocado del mal que presentaba, o que no fueron bien atendidos según los protocolos existentes, eran niños y niñas.

Un diagnóstico errado causa, por lógica, un retraso en el tratamiento oportuno de los pacientes. Y cuando se viene a determinar que era dengue, ya el paciente ha quedado vulnerado y expuesto a la muerte. Eso es, en pocas palabras, lo que la auditoría ha encontrado.

Ese trabajo fue encomendado a una comisión especial del Ministerio de Salud Pública y entre sus hallazgos está el hecho de que muchos pacientes, que luego murieron, habían asistido a tiempo a los hospitales y clínicas cuando sintieron los primeros síntomas que se asocian a la epidemia. No obstante, hubo falta de interés y de atención por parte de los médicos, así como fallas en el seguimiento de otros casos de personas contagiadas.

Es gravísimo que ocurran cosas como éstas en un país que ha lidiado, por tantos años, contra esta epidemia. Tal vez ese sea uno de los factores que contribuya a que en lo que va del año se hayan producido 30 muertes más que en el mismo período del año anterior, y que la enfermedad siga registrando una expansión preocupante.