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Caos en Miraflores, por indiferencia de la autoridad

Definitivamente los choferes del transporte urbano se han confabulado para malograr la tranquilidad, la privacidad y la seguridad ciudadana en el sector residencial de Miraflores, utilizando sus calles como atajos de las rutas formales que se les han asignado.

Como era de esperarse, el gusto por tomar esos atajos contagió a la mayoría de los choferes de estos minibuses y también a los del concho. Y esto ha devenido en una situación de peligro permanente para los residentes en ese sector, que por más reclamos que les han hecho a las autoridades para que eviten esta anormalidad, no han logrado nada.

Salvo una vez que intervino la Autoridad Metropolitana del Transporte el problema fue solucionado. Tal vez pensando que no resurgiría, la autoridad se desentendió de su responsabilidad de mantener la vigilancia, y ahora han vuelto las guaguas y los conchos a apoderarse no solo de las vías de Miraflores, sino a establecer “paradas” en algunas esquinas estratégicas.

El resultado ha sido el entaponamiento constante de las calles que conectan las avenidas 27 de Febrero, Máximo Gómez y Kennedy y la calle Leopoldo Navarro, así como el estacionamiento ilegal de vehículos de todo tipo en distintos tramos de las vías de Miraflores, y todo por culpa de la indiferencia y la desatención de las autoridades responsables del control del tránsito en nuestras calles.

Fuera del enorme trastorno y peligrosidad que esto representa, la existencia de cocinas callejeras y puestos de venta diversos arruinan el perfil de sector residencial de Miraflores. Fruto de este caos ha habido tragedias fatales, atracos y escaramuzas entre la Policía y los delincuentes que se internan en la zona buscando atajos para escapar por las grandes avenidas circundantes.

Pedir a la autoridad que haga algo, que remedie este problema, es lo único que les queda a sus residentes, porque de ninguna manera ellos pretenden resolverlo con sus propias iniciativas ni con violencia. Pero su paciencia se les agota y su frustración crece ante la indiferencia de las autoridades en ponerle fin a este drama.

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