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Excelente trabajo de prevención

Esta vez, ante la tormenta Erika, los organismos de prevención y socorro del Gobierno cumplieron su papel de forma eficiente y rápida, dejándonos una experiencia que debe ser sistematizada y reforzada para futuras contingencias.

Antes, los operativos de reubicación de personas en zonas vulnerables eran tan difíciles de ejecutar porque muchos se negaban al traslado o porque no percibían que la logística pudiera funcionar.

Esta resistencia fue causa, en el pasado, de saldos de víctimas por inundaciones o derrumbes en zonas donde los ríos siempre se desbordan o en áreas donde la gente vivía en chozas que descolgaban de cerros o montículos.

Las opciones que se les ofrecían para guarecerse no eran atractivas, porque en definitiva era cambiar un hacinamiento por otro.

Ahora las autoridades de la Defensa Civil y de las instituciones que forman el Comité Nacional de Emergencias adoptaron todas las previsiones posibles, incluyendo una sesión permanente que encabezó el propio Presidente de la República para ir afinando todos los pasos a dar ante la inminente llegada de la tormenta tropical Erika.

Esto permitió que los sistemas de abastecimiento para damnificados del Plan Social de la Presidencia; los equipos y personal de trabajo de los ministerios de Obras Públicas, Salud Pública y Educación, las Fuerzas Armadas y el 9-1-1 acoplaran sus mecanismos y sus sistemas de comunicaciones para responder prontamente a cualquier emergencia.

Si bien la logística se concentró inicialmente en toda la costa Nordeste y Norte del país, pues por allí se suponía que pasaría Erika, el cambio inesperado de rumbo hacia el Sur hizo ver que también en toda la zona los equipos de socorro estaban a la orden.

Los reportajes televisivos permitieron mostrar a la ciudadanía la permanente movilización o la situación de expectativa de los millares de voluntarios o personal asignado a esta labor, y cómo se desenvolvían los operativos de desplazamiento y evacuaciones de ciudadanos y la dirección del tránsito vehicular, así como el trabajo de brigadas retirando escombros en calles y carreteras.

Después de un enorme esfuerzo humano para proteger a la ciudadanía frente a un fenómeno atmosférico que, por suerte, trajo más beneficios que daños, no queda menos que reconocer el nivel de preparación y de acción de nuestras instituciones, lo que debemos de asumir como una lección positiva para otras eventualidades.

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