Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

EDITORIAL

Atletas gloriosos, pero viven en la miseria

Cada vez que un atleta dominicano gana medallas de oro, plata o bronce en competencias internacionales o en cualquier olimpiada mundial, es el país el que más gana y disfruta tales distinciones.

Los dominicanos se llenan de orgullo cuando uno de los nuestros vence a sus competidores de otras latitudes, probablemente mejor alimentados, entrenados y amparados por la ayuda ofi cial que el criollo triunfador.

Y no es para menos. Es la Bandera dominicana, es el país el que sobresale junto al atleta como referencia de una nación de excelentes valores deportivos, imagen que se acrecienta en la medida en que vemos que, en béisbol de grandes ligas, por ejemplo, los peloteros nuestros han impuesto su talla.

Sin embargo, el lado oculto de esta esplendente realidad es que la mayoría de los atletas dominicanos se abre paso en su carrera a base de mucho sacrifi cio, pasando a menudo penurias, hambre y toda suerte de incertidumbre.

Si llegan lejos, es decir, a la cima donde se consagran los grandes héroes de las competencias, es por su propio talento y esfuerzo.

Dan pena los testimonios de algunos de ellos sobre la forma en que viven, se alimentan o se entrenan. En la más absoluta precariedad. Algunos reciben ayudas del Estado que no se corresponden con el nivel de compromiso y de retos que estos atletas asumen para triunfar y darle medallas y méritos a la República Dominicana.

Al luchador azuano Josué Encarnación, que vive en una desvencijada choza de zinc, el Gobierno le ha prometido darle una casa en un proyecto gubernamental en Las Yayitas. Pero eso ha sido posible porque su caso, dramático, fue publicado por la prensa.

Otra atleta, Ana Villanueva, dos veces medalla de oro en competencias internacionales, pasa trabajo hasta para pagar la renta de una pequeña habitación en la capital. Su padre vive de vender coco de agua, pero ella ha alcanzado los más altos perfi les del atletismo gracias a su vocación y a su propio esfuerzo.

El drama es que la mayoría de los atletas se desarrollan y mantienen sus sueños de gloria por la gracia de Dios. Porque ni reciben el sufi ciente apoyo del Gobierno, como ocurre con los atletas de otras naciones, y porque solo nos recordamos de ellos cuando han bañado de gloria a la República Dominicana con sus triunfos resonantes por el mundo.

Tags relacionados