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Otra prueba más de una mentira repetida

Haití se ha ocupado de promover en el campo internacional la idea de que afronta una “crisis humanitaria” provocada por las repatriaciones de ilegales haitianos desde nuestro país.

Y muchos le han llegado a creer esa mentira que no es tan piadosa, incluyendo el secretario general de la OEA, que la ha acogido como uno de los negros nubarrones que asoman en el horizonte inmediato de Haití, razón por la que se ha convertido en un firme promotor de la política de “parar las deportaciones” de inmediato.

Ha llegado más lejos todavía: pide que se detengan inclusive las repatriaciones voluntarias, que es la de aquellos haitianos ilegales que estando conscientes de su situación irregular, no quieren correr riesgos en un proceso de repatriación forzada, tal vez porque piensan que se hará según el patrón que aplican los países del CARICOM para echar de sus territorios a los ilegales, es decir, el de las cacerías por calles, callejones y montes hasta dar con ellos sin contemplaciones.

Todo el andamiaje de falacias y exageraciones que usa Haití para torpedear la política migratoria dominicana, algo que aquí no esperábamos tras muchos años de practicar solidaridad y cooperación con los vecinos, se viene al suelo a propósito de la evaluación que acaba de hacer in situ, con sus propios ojos, la embajadora de los Estados Unidos en Haití, tras un recorrido por la frontera acompañada de su colega de Canadá, Paula Caldwell St-Onge.

Ha dicho ella, la diplomática Pamela Ann White, que no hay evidencias de que exista una “crisis humanitaria” en Haití y que está observando “cosas que funcionan bien hasta ahora” en los puestos fronterizos por donde llegan los repatriados voluntarios, y que las áreas de turismo reservadas para estos “se organiza con eficiencia”.

Sin embargo, lo que sale al mundo es que los inmigrantes repatriados están siendo acosados por radicales dominicanos que amenazan con quemarles sus casas o bienes materiales y por eso es que huyen. El primer ministro haitiano aventó el coro diciendo que una partida de “deportados” llegó a Haití presentando evidencias de atropellos y abusos.

Todo ese bulto de mentiras surte sus efectos con miras a lograr que la comunidad hemisférica se escandalice y pida a la OEA una urgente toma de control de la situación en la frontera dominicana, es decir, una especie de injerencia con fines humanitarios, que siempre son nobles, si de veras están bien inspirados, para detener la hemorragia de “deportaciones”, que hunde a Haití en la más espantosa “crisis humanitaria” de los últimos tiempos.

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