El chiste que distendió las elecciones de Brasil

En el clímax del suspenso, cuando nadie estaba seguro de quién ganaría la segunda vuelta de las elecciones, si Dilma Rousseff o Aécio Neves, a un brasileño de buen humor se le antojó esta fórmula: “A Dilma que gobierne en la mañana y Aécio en la noche”. El chiste, que se convirtió en viral, como se dice en el lenguaje de las redes sociales, pareció el mejor jarabe para distender un ambiente que ya estaba sobrecargado de incertidumbre y de fuerte confrontación entre los partidarios de uno y otro, que convirtió en histórica esta disputa electoral en Brasil. En realidad, la sátira tenía mucho sentido. Brasil estaba y está ahora dividido en dos fuerzas políticas antagónicas y dependerá mucho del diálogo que ha prometido abrir la reelecta presidenta Dilma Rousseff, para que la séptima potencia económica del mundo pueda salir pronto de los problemas que agobian a su economía y al pueblo mismo. La Presidenta, que ganó por un estrecho margen de tres puntos, alcanzando casi la misma proporción de votos que obtuvo cuando fue electa por primera vez, reconoció que es imperativo reconstruir la unidad del país, sobre la base de reformas políticas consensuadas con las fuerzas de Neves y un más intenso y decidido ataque a la corrupción y a la impunidad. Las dos visiones contrapuestas que mostraron los dos candidatos en el proceso son las causantes de esta división de la sociedad brasileña y de ahí que en su discurso de agradecimiento por la elección, la presidenta Rousseff se viera casi forzada a admitir que es impostergable propiciar un amplio diálogo para ver cómo las dos visiones se armonizan en el futuro. En medio de la disyuntiva que matizaba esta elección, el inesperado chiste que copó las redes sociales la noche del escrutinio parecía anticipar el ajuste que promete Dilma con sus reformas, creando las condiciones para que el partido gobernante y el partido opositor entren en cohabitación acercando las líneas del gobierno, que apoyó el 51.6 del electorado, con las de Neves, respaldadas por el 48.3, la otra mitad. Algo así como postula el chiste, que “Dilma gobierne en la mañana y Aécio en la noche”.

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