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Viajes ilegales

Es necesario poner atención a lo que parece ser un resurgimiento de los viajes ilegales que salen del país. Ahora, como las costas están cada vez más habitadas, las embarcaciones que se escabullen son menos, pero evidentemente con más pasajeros. En las últimas dos semanas varios centenares de personas han salido del país utilizando este método desesperado. Muchos han muerto en el mar. Dado que es una operación clandestina en realidad es poco lo que se sabe sobre el número real de los que murieron, pero por los datos que se recogen se puede concluir que son muchas decenas. Es fundamental que las autoridades concentren un mayor esfuerzo en localizar a los organizadores de estos viajes en embarcaciones que carecen de condiciones mínimas de seguridad y son sobrecargadas. Hay cierto encubrimiento en las comunidades y entre los familiares de los que intentan estos arriesgados viajes. Únicamente se conocen los detalles cuando pasan los días y no se recibe información de la llegada a destino. Este silencio es parte de la esperanza que despiertan en estas personas las informaciones sobre supuestas riquezas fáciles que se pueden conseguir en otros países. En la medida en que la situación económica hace más difícil la vida para familias de muy bajos ingresos, en esta misma proporción ha comenzado a notarse el incremento de estos viajes. Es poco convincente el argumento de que son totalmente subrepticios o secretos. Para que se complete el pasaje se necesitan una o más personas que sirvan para coordinarlos y organizarlos, y esa es una operación que por su volumen debe tomar mucho tiempo y, en consecuencia, tiene que ser fácilmente detectable por las autoridades. Lo grave de lo que ocurre es que incluso autoridades locales de muchas comunidades han salido del país de esta forma. Las causas que llevan a estas personas a asumir este riesgo todos las conocemos, lo inconcebible es que en estamentos públicos a nadie parece importarle. Solo se ha usado la represión, pero evidentemente que usando solamente este método por casi 30 años, se ha demostrado que no es efectivo. Debemos enfrentar las causas. Se necesita una voluntad decidida desde el Estado para atacarlas. Lo que hacemos ahora es demostradamente inútil.

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