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Las ballenas crecieron para comer bien

CHARLES LITTNAM/WWF-AUS HANDOUT/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY; ABAJO, ASSOCIATED PRESS

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Nicholas St. FleurSanto Domingo

Las ballenas son grandes. Real e impresionantemente grandes. La más grande de todas, la ballena azul, puede alcanzar hasta 170 toneladas, haciéndola el animal más grande que jamás haya existido. ¿Cómo se volvieron tan gigantescas?

En un estudio publicado el mes pasado en la revista Proceedings of the Royal Society B, un equipo de investigadores estudió el gigantismo en las ballenas barbadas, los leviatanes filtradores entre los que figuran las ballenas azules, boreales y de aleta. Descubrieron que estos mamíferos marinos se volvieron enormes recién en los últimos 4.5 millones de años.

¿La causa? Un cambio climático que permitió que estos gigantes comieran incontrolablemente.

Las ballenas empezaron siendo mamíferos terrestres con pezuñas hace unos 50 millones de años. Con el tiempo, desarrollaron aletas y se volvieron criaturas marinas. Hace unos 20 millones a 30 millones de años, algunas de esas ballenas antiguas desarrollaron la habilidad de comer por filtración, lo que significaba que podían tragar enormes cantidades de diminutas presas de un bocado colosal.

“Sin embargo, de repente, las vemos volverse muy grandes, como las ballenas azules”, dijo Nick Pyenson, curador de mamíferos marinos fósiles en el Instituto Smithsoniano y coautor del estudio. “Es como ir de ballenas del tamaño de minivans a más grandes que dos autobuses escolares”.

Pyenson y sus colegas midieron más de 140 especímenes de ballenas fosilizadas, y luego introdujeron esos datos en un modelo estadístico. Éste arrojó que varios linajes de ballenas barbadas se volvieron gigantes alrededor de la misma época, hace unos 4.5 millones de años. Esto fue en la época en que el hielo empezó a cubrir más el hemisferio norte.

El escurrimiento de los glaciares habría arrastrado nutrientes como el hierro a las aguas costeras, e intensos ciclos estacionales de corrientes de surgencia habrían causado que se elevara el agua fría de las profundidades, trayendo material orgánico a la superficie.

Montones de zooplancton y krill se habrían reunido para darse un festín con los nutrientes. Formaban densas manchas que se convirtieron en enormes mesas servidas para las ballenas.

Las ballenas barbadas ahora podían engullir mayores cantidades de presas, lo que les permitió volverse más grandes. Pero eso fue sólo parte de la ecuación.

“Una abundancia de alimento por doquier no va a resultar en ballenas gigantes”, dijo Graham Slater, biólogo evolutivo en la Universidad de Chicago y autor principal del estudio.

Ya que los ciclos de las explosiones de krill y zooplancton son estacionales, Las ballenas deben migrar miles de kilómetros de una mancha de alimento a otra.

Los ancestros más grandes pudieron sobrevivir a las largas migraciones para alimentarse, mientras que las barbadas más pequeñas se extinguieron.

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