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Una diminuta isla noruega vigila los misiles de Rusia

La población de la isla ártica de Vardo se ha reducido a la mitad de lo que era hace 20 años, y la industria pesquera que mantuvo a sus residentes durante generaciones se ha colapsado en gran parte.

Sin embargo, la compañía local de electricidad, citando un misterioso aumento en la demanda, empezó a trabajar en mayo para elevar los suministros de energía, tendiendo un nuevo cable grueso en un túnel bajo las aguas heladas que separan a la isla de tierra continental noruega.

El nuevo cable de electricidad apunta al único negocio que está floreciendo en esta parte del Ártico: fisgonear a la creciente flota rusa de submarinos nucleares armados con misiles balísticos en el Mar de Barents.

La electricidad extra se necesita para operar un sistema de radar financiado por Estados Unidos que está en construcción en una isla a la vista de la península de Kola, un gélido territorio ruso repleto de bases navales de alta seguridad.

El presidente ruso Vladimir V. Putin ha prometido hacer de su país el participante dominante en el norte a medida que el cambio climático abre nuevas rutas de navegación de Asia a Europa.

Henrik Pryser-Libell contribuyó con reportes.

Rusia opera veintenas de submarinos, incluyendo seis Delta IV armados con múltiples misiles balísticos, desde sus bases en la península de Kola, que se localiza a sólo 65 kilómetros frente al agitado mar frente a Vardo.

“Este lugar es de suma importancia para Estados Unidos y para el mundo occidental, para poder vigilar lo que hacen los rusos”, dijo Lasse Haughom, exalcalde de Vardo y veterano de la inteligencia militar noruega.

“Rusia quiere asomarse a nuestros secretos, y Estados Unidos y Noruega quieren asomarse a sus negocios”, agregó Haughom. “Así es como se juega”.

Esta peligrosa contienda ha entrado en una nueva etapa con el inicio de los trabajos en Vardo de un sofisticado y nuevo sistema de radar conocido como Globus 3.

El proyecto conjunto del radar estadounidense- noruego ha enfurecido a Moscú, que lo ve como parte de una campaña del Departamento de Defensa Norteamericano para rodear a la renaciente Rusia de Putin. Teimuraz Ramishvili, el embajador ruso en Oslo, advirtió a Noruega que “no debe ser ingenuo” sobre la disposición de Rusia para responder, al añadir, “ya no habrá un Ártico pacífico”.

El teniente coronel Tormod Heier, consejero del personal docente del University College de la Defensa Noruega, en Oslo, dijo: “Rusia considera a Vardo como un objetivo de alto valor. En una crisis, será uno de los primeros lugares que será volado en mil pedazos”.

Lo que más alarma a Rusia, agregó, es que un papel para Vardo en la defensa de misiles socavaría seriamente el último reclamo indiscutible de Moscú al estatus de gran potencia: su arsenal nuclear y la capacidad para lanzar un ataque de represalia.

Putin ha colocado a la defensa de misiles en primer lugar de una lista de quejas contra Estados Unidos, al decir que el programa estadounidense “destruye el equilibrio estratégico en el mundo”.

Robert Jensen, alcalde de Vardo, dijo que apoyaba el nuevo proyecto de radar debido a los empleos que generaría.

“Nunca pensé que Rusia podría iniciar la Tercera Guerra Mundial aquí”, expresó.

Dan Tore Jorgensen, reportero del periódico local Osthavet, dijo que la discusión abierta había sido obstaculizada por un “voto de silencio” sobre lo que realmente sucedía en Vardo.

Aunque el sistema de radar actual es manejado por los noruegos, dijo que el principal hotel de Vardo con frecuencia está lleno de técnicos estadounidenses y espías que se hacen pasar como observadores de aves.

Un pescador, Aksel Robertsen, dijo que Vardo tenía gran necesidad de empleos para evitar que la población, unos 2.100 habitantes, siga decreciendo y estaba agradecido con la operación de inteligencia militar por proporcionar trabajo.

Pero maldijo a las autoridades por tratar a Vardo “como el Congo Belga”, un territorio dependiente que proporciona mano de obra, pero en realidad no tiene voz ni voto en su destino. “Queremos vivir de la pesca, no de radares secretos”, indicó.

El hermetismo ha provocado temores de que las autoridades encubren riesgos de salud.

May-Sissel Dorme, una de tres mujeres en una misma calle cerca del radar que sufrió abortos en 2000, dijo que no estaba segura si la radiación del radar había tenido que ver con ellos, pero estaba segura de una cosa: “Si estalla la guerra, seremos el primer lugar que los rusos bombardeen”, dijo.

Estados Unidos insiste en que sólo planea combatir los misiles de Estados “rebeldes”, como Irán y Corea del Norte.

“Hay una nueva Guerra Fría, pero es más temible que la anterior porque Rusia es mucho más débil, y debido a eso mucho más peligrosa e impredecible”, dijo el Coronel Heier.

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