Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

MARKET INKTERACTION

Más allá de Fidel

Nunca me gustó, ni me llamó la atención, tampoco me simpatizaron sus ideas revolucionarias. Nunca lo he visualizado como el símbolo o esa figura fabulosa y romántica que muchos jóvenes todavía admiran y respetan.

No he sido partidaria del comunismo ni las ideas marxistas, será por el privilegio que he tenido de nacer en la era post trujillista donde gracias a la valentía de algunos dominicanos, hoy podemos gozar de la libertad, en su máxima expresión, hasta llegar, en muchas ocasiones, al libertinaje.

Lo conocí en 1995 recién llegada a Colombia. Era uno de los participantes más esperados y controversiales, junto a Yasser Arafat, de la Cumbre de los Países No Alineados. Recuerdo los traumáticos días previos a su llegada con la avanzada cubana, revisando hasta los más insignificantes detalles para el recibimiento del comandante.

Su entrada triunfal sorprendió a todos los que trabajábamos en el Hotel Santa Clara en Cartagena, un claustro convertido en hotel cinco estrellas recién inaugurado y siendo estrenado por los altos mandatarios.

Castro, el más custodiado, fue el último en arribar. De imponente estatura, con unos seis pies y tantas pulgadas, pero sobre todo vestido finamente de diseñador, perfumado y afeitado, derrochó saludos y simpatía por su paso. Muy distante de las imágenes de hombre revolucionario que había visto en el pasado, como el fuego que sabes que quema, pero te atrae, yo también cedí en ese momento a la leyenda y me puse en fila hasta tomarme mi foto para la historia.

Sin embargo, a pesar de ese momento de debilidad, basta leer los cientos de escritos para darnos cuenta de que, aunque se convirtió en el símbolo de la resistencia Yanquista, sus métodos y actos no le permitirán a la historia absolverlo como anunciara en 1953.

Más de 56 años de dictadura del proletariado, con un partido único, gobernando desde el terror y la opresión poco son los logros que pueden exhibirse. Se dice que aniquiló a cientos de miles de adversarios, torturó y encarceló a todos los que se oponían a sus ideas. ¿Qué lo hace diferente de Trujillo y del mismo Batista?

¿Que proveyó salud y educación a todo el vivo? Cito a Carlos Alberto Montaner: “Un sistema fracasado, donde existe mucha gente educada y saludable, pero incapaz de producir, hambrienta y entristecida por no poder vivir en libertad, presionada a salir arriesgando su vida en balsas o cualquier otro método de escape, pues no tienen esperanza de algo mejor”.

Castro se convirtió en una marca, un símbolo, en la Cuba misma. Ahora después de su partida, solo queda esperar a ver qué pasará con dicha nación, esperanzada de nuevas providencias, tras el saboreo de aires de recientes de libertad.

Tags relacionados