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Enfoque

Empoderamiento político de la juventud: arma secreta contra la pobreza

Una nueva generación puede ser agente de cambio en beneficio de sí misma, sus familiares y su entorno comunitario.

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Guillermo JuliánSanto Domingo

De acuerdo con el Grupo Banco Mundial, la población de jóvenes que ni estudian ni trabajan, se aproxima a los 20 millones en América Latina y el Caribe. La situación es dramática en República Dominicana, donde se estima que son 600,000 los que ni ocupan un puesto de trabajo digno ni acceden a la formación técnica o profesional que les serviría de base para ganarse el sustento aportando valor.

Son los llamados ninis, sustantivo desafortunado que pesa sobre una cantidad significativa de nuestros compatriotas, pero que cabe muy bien en titulares de prensa y documentales audiovisuales que atraen la atención de un público preocupado por este gran desafío demográfico.

El presidente Danilo Medina posicionó este reto en la agenda regional al exponerlo como tema central de su discurso de participación en la XXV Cumbre Iberoamericana, en Cartagena, Colombia, el mes pasado, motivando a otros mandatarios a asumir el tema con la urgencia que amerita. En ese sentido, el Gobierno dominicano aumenta la cantidad de aulas para que más niñas y niños entren a la escuela primaria, y solo la semana pasada entregaron a la sociedad 10,000 técnicos formados en el INFOTEP. La juventud vulnerable tiene lugar en las políticas públicas dominicanas.

Aunque las autoridades gubernamentales de América Latina y el Caribe exhiben con énfasis el aumento de la matrícula universitaria, la disminución de la deserción escolar, reducciones en la tasa de mortalidad infantil y mejores condiciones de seguridad alimentaria, criterios positivos que reflejan mejores perspectivas para el continente del que somos parte, yo me pregunto ¿Es esto suficiente? ¿Por qué permanece alto el número de ninis? ¿Cómo solucionamos este problema?

Gobiernos de todo el continente, la Comisión Económica para América Latina (Cepal), y especialistas en macroeconomía de diversas latitudes han señalado que integrar a actividades productivas a estos millones de chicos y chicas, cientos de miles en República Dominicana, se enmarca en el mayor desafío en términos de políticas públicas que tiene por delante la región para los próximos años.

La solución a las preguntas que me hago puede que sea más fácil de responder de lo que piensa la mayoría. Yace escondida en los informes hechos por el personal de la Cepal, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una recomendación, cual oro escondido debajo del pasto de las buenas acciones estatales, que cambiaría el paradigma de una generación distanciada de la autoridad y la praxis tradicional de la administración social: el empoderamiento político de la juventud.

Entre los consejos de incrementos de la inversión en horas de formación, organismos multilaterales de múltiples propósitos aconsejan a las sociedades que les escuchan a motivar y fomentar el liderazgo comunitario y político de las nuevas generaciones, como parte del engranaje en el motor que guía hacia la salida de la situación de pobreza y la entrada al desarrollo económico.

Ocurre que según he podido observar, una nueva generación con responsabilidad ciudadana y política se puede erigir como agente de cambio en beneficio de sí misma, de sus familiares y su entorno comunitario.

Un simple ejercicio: Jóvenes empoderados política y socialmente, con una adecuada información sobre los efectos del medio ambiente en la calidad de vida, se preocupan y actúan a favor de su ciudad; ya sea concientizando a sus vecinos o apoyando de manera activa a un alcalde de su generación; o se involucran junto a diputados y senadores que al igual que ellos son jóvenes y tienen ganas de promover leyes efectivas, alineadas con la transformación del país hacia una nación de bienestar para todos.

Jóvenes con conciencia y una fortalecida cultura política exigirían que el debate entre todos los candidatos presidenciales sea una realidad, tal como lo ha impulsado por años la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), con el propósito de que el “spot” televisivo sea sustituido por aspirantes a cargos públicos con la capacidad de exponer ideas y sostenerlas.

Son los nuevos ciudadanos empoderados los que darían continuidad a movimientos cívicos como la Iniciativa por la Institucionalidad Democrática (IDEM), un paso al frente que ha dado el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) con fines de adecentar la política y la gestión pública.

Jóvenes con conciencia política y la cultura de procurar el bienestar colectivo buscarían con intensidad educarse, estar sanos y ser buenos ciudadanos, pilar inamovible del éxito personal. Empoderar a las nuevas generaciones es el arma secreta en la lucha contra la pobreza.

Política

El empoderamiento político de la juventud es el oro debajo del pasto de las buenas intenciones gubernamentales, recomendado en todos los informes.

Innovación. El empoderamiento político motiva a los jóvenes a formarse y con la educación que reciben adquieren las herramientas para generar nuevas ideas.

20 MILLONES DE JÓVENES

En aproximado 20 millones de jóvenes, mujeres y hombres, no estudian ni trabajan en América Latina, según cifras publicadas por el Grupo Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

En República Dominicana específicamente, esta población alcanza las 600,000 personas

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