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TRIBUNA ABIERTA

Leche, Nutrición y Estado

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Emilio Armando OlivoSanto Domingo

La leche, junto a la miel de abejas, es de los pocos alimentos en la naturaleza cuya razón es la alimentación y nutrición de su descendencia.

Hoy lamentablemente la situación de la leche debemos verla desde el Estado, donde todos somos parte y de manera integral, pues si la misma es valiosa en la formación física del hombre desde la niñez y en especial su cerebro como su estructura anatómica general. Debemos integrar a los productores de leche conjuntamente con los procesadores y comercializadores, las autoridades del gobierno en sus ministerios de Agricultura, Salud o Educación e inclusive Medio Ambiente, Trabajo o Comercio, así como todos los consumidores ya que debemos ver y analizar la situación actual de la industria lechera nacional. Es cierto que todos tenemos algo de culpa de esta situación histórica que nos está afectando hoy, incluso la sequía, el mercado global o la falta de educación de todos los actores desde los que dictan políticas a seguir o los que hacemos opinión pública.

¿Por qué educación y leche? Creemos que debemos ver este bien por su valor nutricional para una población que necesita cada vez más tener capacidad para educarse, emprender o trabajar mejor debido a su nutrición. El Gobierno a través de los ministerios de Educación y Salud tienen acciones de entrega de leche a la población a través de las escuelas y otras formas que benefician a niños y adultos mayores para su alimentación y nutrición, pero la situación actual con las vacaciones, las importaciones de bienes lácteos e irresponsabilidades de las partes de la industria lechera es crítica.

¿Qué podemos y debemos hacer? Personalmente y por ciertas experiencias nos permitimos sugerir que el Estado en sus diferentes programas como el desayuno escolar siga entregando leche, quesos y otros lácteos a los niños aunque sea en verano y por igual los programas de entrega de leche a los sectores humildes y enfermos. Dar leche cuando hay clase y no darla en vacaciones equivale a engordar un becerro cuando hay hierba y cuando hay sequía retornar a su peso anterior, peor aun cuando vemos que no entendemos que el cerebro de un niño en crecimiento no es el del becerro. Algo que desarrolló el IICA y su representante el doctor Rafael Marte, fue el “Banco de la Leche-la leche que reforesta”, modelo este que puede ser implementado en el verano o todo el año entre los ministerios de Agricultura, Educación, Salud y Medio ambiente. Así forestamos, reforestamos, alimentamos y entretenemos a muchos niños.

Es cierto que la calidad de los productos agricolas -sea animal o vegetal- deben mejorar y en algunos casos como la elaboración de productos lácteos se está tratando, pero debemos intensificar la educación y elevar los niveles productivos y competitivos de los productores, procesadores y consumidores.

Para mejorar debemos regular las importaciones, pues muchas nos llegan sin saber lo que tienen, subsidios de origen de producción, proceso y mercadeo internacional. No es solo prohibir por hacerlo, pero nuestros consumidores merecen respeto al igual que los productores nacionales.

Debemos prestarle atención no solo a los quesos, es ver los miles de ganaderos y las queserías, por igual lo que sucede con quienes hacen embutidos, fríen chicharrones, hacen tocinos y comidas en carreteras, por ejemplo, pues son miles de familias que se ganan la vida trabajando. Prestemos la debida atención a estos sectores de la industria agroalimentaria rural.

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